Hola Cariño...

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Especial Día De Los muertos♡

Especial Día De Los muertos♡

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Oh...su chico ideal, su chico perfecto, su tan perfecto novio con ojos tan azules como el océano y tan deslumbrantes como si estrella más hermosa estuviera en esa mirada que tanto miraba, su piel tan pálida como la nieve y tan suave a la vez, cada vez que lo tomaba de la mano se sentía en las nubes, su voz tan tranquila y serena a la vez es algo que también amaba. Su cabello...su hermosa cabellera larga y oscura como una noche sin estrellas, adoraba peinarlo y decirle lo micho que le gustaba su pelo.

Para Iguro no había otro ser más hermoso y perfecto que su novio Giyuu Tomioka.

Podía jurar que podría gritarle a los cuatro vientos cuanto lo amaba.

Si Giyuu respiraba obanai simplemente podia decirle cuanto lo amaba. Amaba cada cosa de él, sus errores, sus logros, su risa, su todo amaba. Era su alma y su corazón, con tan solo tenerlo cerca podía sentir una enorme paz y alegría cuando lo tenia a su lado, nada le podía faltar mientras ellos estuvieran juntos.

Sabe que su novio no es bueno relacionandose con la gente y que apenas tenía unos cuantos amigos en la universidad.

La hermana de su novio era una copia idéntica a él, si su novio ubiera siendo una chica seguramente serían gemelas, siempre a tenido una buena relación con ella y la familia de su novio.

Aun recuerda cuando lo miro por primera vez. Fue amor a primera vista para Iguro. Quedo flechado al instante que siempre que tenía la oportunidad, colocaba cartas en el casillero del chico. Le pedía consejos a una chica de cabellos rosados y puntas verdes, conocida por ser la cupido de la universidad. Incluso llego a practicar para el día en el que le pida una cita. Pobre Sanemi pero todo por su amigo fiel

El oji azul no negaba la curiosidad qué sentía por saber quien era el autor de esas hermosas cartas de amor. Amaba que el viernes siempre encontraba cartas en su casillero con poemas de amor, cumplidos de como era entre otros

Pasaron aproximadamente cuatro meses para Giyuu descubriera quien era el autor de esas hermosas palabras escritas en esas hojas, Iguro se había puesto tan nervioso cuando lo descubrió qué se puso tan rojo como un tomate, cosa que le dio ternura al azabache quien no dudo darle una oportunidad al chico.

La primera cita sigue en su mente, recordando cuando fueron a ese hermoso restaurante,sencillo pero cómodo, cuando bailaron al compas de la música.

La segunda cita también la recordaba, una salida en el parque con ellos jugando entre risas en la lluvia.

La tercera cita fue en el cine, en los asientos de hasta atrás, sus labios se habían juntado finalmente, por suerte nada paso a mayores escalas en la sala del cine.

Pero en la casa del menor de estatura es otra cosa, no se pudieron negar ante esa sensación.

Desde esa noche, no hacía falta hacer esa pregunta, todo estaba claro para ellos dos.

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