♔ 𝐅𝐥𝐲 𝐓𝐨𝐠𝐞𝐭𝐡𝐞𝐫 ♚ (𝐋𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐱 𝐋𝐚𝐰𝐫𝐢𝐞) 𝐀𝐔 [CANCELADA]

Capítulo 1

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Creación

Hace mil años, el cielo celestial era un lugar de paz y armonía. Los ángeles, sin motivo para protestar, celebraban y alababan a su creador, el todopoderoso Señor Star. La vida celestial transcurría en una sinfonía de júbilo, donde la luz resplandeciente del Señor Star inundaba todo, una presencia cálida que inspiraba amor y respeto. Sin embargo, como muchos saben, nada dura para siempre. Edgar, el ángel más preciado por el Señor Star, irradiaba una presencia que cautivaba a todos. Su rostro, jamás visto, se decía que era una luz resplandeciente que cegaba a cualquiera que osara mirarlo. Muchos ángeles contaban historias sobre la luminosidad de Edgar, sobre su sonrisa que iluminaba el cielo y su voz que llenaba los corazones de paz. Era el ángel favorito del Señor Star, una criatura pura que personificaba la bondad y la luz. Su existencia se convirtió en una leyenda, una muestra del amor y la gracia del creador.

Pero la paz celestial se vio interrumpida por la ambición de Edgar. Este ángel, a quien el Señor Star había colmado de dones y favor, se sintió insatisfecho. Deseaba más poder, ansiaba sobrepasar al mismísimo Señor Star, y se reveló contra su creador.

La rebelión de Edgar fue un golpe para el cielo. El Señor Star, con el apoyo de los ángeles justicieros, decidió desterrar a Edgar al infierno, un lugar de eterno sufrimiento reservado para los condenados. Edgar, un ángel caído, fue enviado al abismo. Sus últimas palabras, "En el futuro habrá más de mi", resonaron con inquietud entre los ángeles. Estas palabras, pronunciadas antes de cruzar el umbral del infierno, sembraban la duda y el temor en el corazón de los demás ángeles. El Señor Star, testigo de la caída de su ángel predilecto, contempló la génesis del bien y el mal, un dilema que marcaría el destino del cielo y la tierra.

Habían pasado muchos años desde el destierro de Edgar. En el cielo celestial, el tiempo transcurría de manera diferente, pero el recuerdo del ángel caído aún resonaba en los corazones de muchos. Era el día de la "creación", una festividad anual en la que el Señor Star presentaba a los nuevos ángeles que él mismo creaba.

La luz del Señor Star inundaba el cielo, mientras los ángeles se congregaban para presenciar este momento sagrado. De entre todos los espíritus luminosos que emergían de la luz, dos almas le llamaron la atención al Señor Star. Eran muy similares, dos destellos gemelos de energía pura. Con sus manos, el Señor Star tomó las luces resplandecientes, aún incompletas, pero sabía que estas almas tendrían un propósito trascendental en el futuro. En su mente, el Señor Star ya veía el futuro, un futuro que él mismo había tejido. Conocía el destino de estos ángeles, y el papel que jugarían en los últimos años del cielo.

El día de la creación había comenzado, todos los ángeles estaban alabando y agradeciendo al Señor Star que estaba presentando a sus nuevas creaciones. Niños jóvenes, ancianos y almas que comenzaban su viaje en el cielo, todos se regocijaban en la presencia del creador.

Mientras el cielo celestial estaba de alegría y gozo, una sombra de oscuridad se cernía sobre la festividad. El ángel caído, Edgar, había logrado entrar al cielo con la ayuda de algunos ángeles que habían traicionado al Señor Star. Edgar había oído hablar de las dos almas que estaban en progreso, y sus ojos oscuros brillaron con ambición.

El ángel caído conocía el plan del Señor Star, y sabía que estas dos almas representaban una amenaza para sus planes de venganza. Edgar no descansaría hasta que lograra apoderarse de una de esas almas, retorciéndola a su voluntad y usándola para desafiar al Señor Star. El cielo, que parecía un lugar de paz, ahora se encontraba en vilo, amenazado por la oscura presencia de Edgar.

Edgar buscó por todos lados hasta que finalmente los encontró. Estaban dentro de un cristal, dos almas gemelas, encerradas en un halo de luz pura. Observó con detenimiento cómo las dos almas estaban unidas, como si fueran dos partes de un todo. Se dio cuenta de que si se llevaba uno, acabaría con la posibilidad de su destrucción, ya que no podrían unirse y completar su destino. Con un movimiento rápido, rompió el cristal, dejando caer ambas almas en sus manos. Con cuidado, separó una de la otra, la que había elegido, y la tomó en su poder.