Final

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El campeonato había terminado, y Checo aún no asimilaba completamente el peso de su victoria. Después de tantos años de lucha, dedicación y sacrificios, finalmente se había convertido en campeón mundial de Fórmula 1. El trofeo que siempre había deseado estaba ahora en sus manos, y la emoción lo embargaba cada vez que recordaba el momento en que cruzó la línea de meta y escuchó los gritos y aplausos de su equipo, sus seguidores y, sobre todo, de Max.

Ahora, Checo y Max disfrutaban de unas merecidas vacaciones, lejos de las cámaras y de los constantes compromisos de la F1. Pasaban los días en una playa remota, donde podían relajarse y, al mismo tiempo, fortalecer su relación. Desde que Checo había decidido irse a Mercedes, la relación entre ambos se había profundizado, y con cada conversación, cada momento juntos, se sentían más conectados. Solo algunos pilotos sabían de ellos, y la privacidad les brindaba un espacio seguro para ser ellos mismos.

Una mañana tranquila, mientras desayunaban en la terraza con vista al mar, el teléfono de Checo comenzó a sonar. Al ver en la pantalla el nombre de Toto Wolff, su jefe en Mercedes, Checo sintió una mezcla de sorpresa y nerviosismo. Max, que estaba a su lado, notó el cambio en su expresión.

—¿Todo bien? —preguntó Max, preocupado.

Checo le asintió y respondió la llamada, intentando sonar relajado.

—¡Toto! ¿Cómo estás? —dijo Checo, con una sonrisa aunque en su tono se notaba cierta tensión.

—Checo, espero no interrumpir, pero hay algo importante de lo que quiero hablar contigo —respondió Toto, con ese tono serio pero cordial que lo caracterizaba—. Es sobre tu nuevo compañero de equipo.

Checo parpadeó, un poco desconcertado. Aunque había oído rumores de que Mercedes estaba en busca de un reemplazo para Kimi, quien se mudaría a Williams, no esperaba que Toto tuviera ya todo decidido. La curiosidad y la ansiedad lo invadieron.

—¿Ya tienes a alguien en mente? —preguntó Checo, mientras Max lo observaba atentamente.

—Sí, pero esto es algo que quiero decirte en persona —respondió Toto—. ¿Podrías venir a verme? Es mejor hablar de esto cara a cara.

Checo tragó saliva, sintiendo un leve nerviosismo. Max, que había escuchado la conversación, le tomó la mano con una sonrisa tranquilizadora.

—Si quieres, voy contigo —le dijo Max suavemente—. No tienes que ir solo.

Checo le devolvió la sonrisa y asintió, agradecido de que Max estuviera ahí en ese momento. Terminaron su desayuno y se prepararon para la reunión. Antes de salir, Max lo detuvo y le dio un suave beso en la mejilla.

—Nos vemos después, campeón —le susurró Max.

Checo sonrió y salió con el corazón un poco más ligero. Al llegar a la oficina de Toto, trató de calmar sus pensamientos mientras el jefe de Mercedes lo recibía con una expresión amigable, aunque claramente disfrutando de la intriga que había creado.

—Gracias por venir, Checo —dijo Toto, dándole una palmada en el hombro—. Quería hablar contigo sobre esto desde hace un tiempo. En realidad, hace ya casi un año que todo está planeado.

Checo arqueó una ceja, aún sin entender de qué se trataba.

—¿Desde hace un año? Toto, ¿de qué estás hablando? ¿Quién es mi nuevo compañero?

Toto le sonrió, manteniendo la calma.

—Te aseguro que es alguien que conoces muy bien. Pero quiero que lo descubras de la mejor manera posible. Confía en mí, ¿sí? Solo... cierra los ojos un momento.

Acelerando juntos hacia la historia | ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora