— Minho, deja de llorar— Jisung estaba atando los cordones de las zapatillas del mayor —. Pareces un bebé... ¿En el jardín de infantes no te enseñaron a atarte los cordones?
— No...— Murmuro el mayor con un puchero mientras intentaba dejar de llorar, pero últimamente lloraba con poco y de forma interminable.
Minho había querido impresionar a unas chicas en la pista de atletismo pero había terminado cayendo por llevar los cordones desatados, se había raspado las rodillas bastante feo, y había tenido que curarlas con algo de agua oxigenada y un poco de algodón, y ahora tenía los pantalones arremangados sobre sus heridas.
Y para eso estaba Jisung para curarlo, habían encontrado un botiquín en los baños del vestuario de hombres, y estando los dos solos podían hablar mas cómodamente.
— Pero duele. — se quejó, haciendo pucheros, también se había golpeado la cara, así que cargaba una bolsa con hielo sobre su frente, donde estaba rojo por el golpe.
— Minho... — Jisung lo miró con cansancio—. Eres un idiota.
— Ya lo sé.
Jisung se levantó con un quejido y se sentó a su lado.
— Pero por algo salí contigo, ¿No? — dijo el mayor luego de un rato, Jisung lo miró y frunció el ceño con una mueca en sus labios—. Y por algo salias conmigo también, así que también, Jisung, eres un tonto.
Jisung se tomó un segundo completo para pensarlo y al final asintió, como era de costumbre, el mayor tenia razón.
— Si, también por algo estoy aquí... Sigo aquí, así que sí, Lee, te confirmo que también soy un idiota— dijo, se sentó a su lado.
Minho asintió levemente, se apoyó un poco sobre Jisung, tanteando terreno, el menor no se movió, así que Minho prosiguió para apoyar su cabeza en el hombro del otro.
Y Jisung lo dejó, porque le gustaba, porque le hacia sentir más vivo por dentro.
En su mente, Minho pidió que el menor volviera con él, que de una vez, lo aceptara de nuevo, porque nunca encontraría a nadie más como él.
Pero era cuestión de recordar por qué habían roto, y por qué Jisung estaba como estaba, para soltar todo deseo con un suspiro cansado, y volver a casa para fingir que todo estaba bien.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
