Después de la intensa y reveladora noche en la que Tyrone y Miguel se conocieron, Sara no podía dejar de pensar en la química que había entre los dos. La imagen de su novio, pequeño y vulnerable frente a la imponente figura de Tyrone, se había grabado en su mente, y la idea de verlos juntos la excitaba más de lo que podría admitir.
A lo largo de la semana, Sara se dedicó a hacer que Miguel se sintiera más cómodo con la idea de explorar su fantasía. Cada vez que tenían una conversación casual, ella encontraba la manera de mencionarlo.
-¿Te imaginas cómo sería si Tyrone estuviera aquí ahora? -preguntaba, mientras su mirada se iluminaba con un brillo travieso.
Miguel respondía con una risa nerviosa, intentando cambiar de tema.
-Vamos, Miguel. No tienes que preocuparte. Solo sería una experiencia divertida -decía Sara, mientras lo miraba con esos ojos de complicidad que siempre lo hacían dudar-. Piensa en lo que podrías sentir. Tyrone es... Tremendo -añadía, enfatizando la palabra "tremendo" con una sonrisa pícara.
Una noche, mientras estaban acurrucados en el sofá, Sara se animó a llevar la conversación más allá.
-Escucha, Miguel. Sé que esto te parece extraño, pero estoy segura de que Tyrone sería increíble. Solo imagina cómo sería dejar que él te dominara, cómo se sentiría tener a alguien tan fuerte a tu alrededor.
Miguel se sonrojó, sintiendo una mezcla de curiosidad y miedo.
-No sé, Sara... No soy gay. No sé si podría hacerlo -murmuró, tratando de sonar firme, aunque por dentro su mente estaba llena de imágenes que no podía ignorar.
-Eso no importa. No se trata de eso. Se trata de la experiencia, de explorar algo nuevo -insistió Sara, acercándose más a él-. Además, yo estaré allí. Prometo que lo disfrutarás. Solo tienes que dar el primer paso.
Con el tiempo, la insistencia de Sara comenzó a calar en Miguel. Cada vez que la imaginaba disfrutando de la escena, sintiendo esa mezcla de placer y vergüenza, su resistencia se iba desmoronando.
-Solo un vistazo -pensó para sí mismo-. No tengo que hacer nada que no quiera.
Finalmente, una noche, tras muchas discusiones y un par de copas de vino, Miguel exhaló un profundo suspiro.
-Está bien, voy a hacerlo. Pero solo para que veas cómo es. No me comprometo a nada más.
La expresión de Sara se iluminó como nunca antes.
-¡Sí! ¡Te va a encantar! No te preocupes, será divertido. Solo confía en mí -dijo, mientras lo abrazaba con emoción.
Miguel sintió una oleada de ansiedad, pero también de anticipación. Había tomado la decisión, y ahora no había vuelta atrás.
Sara comenzó a planear la noche perfecta. Habló con Tyrone y le explicó la situación. Él, intrigado y divertido por la idea, aceptó participar.
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La Petición
HumorSara, tiene una fantasia: presenciar a su novio siendo sometido por otro hombre.