Capítulo 10

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Isis se miró al espejo, su vientre estaba por reventar, su bebé nacería pronto y no sabía qué hacer

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Isis se miró al espejo, su vientre estaba por reventar, su bebé nacería pronto y no sabía qué hacer. Temía perderlo apenas naciera, la emperatriz era vil y cruel.

—El príncipe está aquí.

—No quiero verlo -siguió arreglando su cabello.

—No me interesa -Isis suspiró—. Te prohíbo ver al duque.

—No eres nadie para prohibirme algo, Maximilliam —el mayor suspiró y la tomó del brazo—. Yo veo a quien yo quiera, tú no eres nadie.

—Soy tu esposo.

—Uno malo por cierto -él frunció el ceño—. Me dejaste abandonada y buscaste a otra señorita, y ahora eres grosero conmigo. ¿Acaso crees que puedes prohibirme algo siendo así?

—Isis...

—Isis nada, te respetaré como esposo y tú debes respetarme también.

—Eres imposible —-Isis lo vio salir.

—Y tú un idiota.

Cuando finalmente Maximilliam se fue, dejó caer el cepillo sobre la mesa y apretó las manos contra su regazo. El silencio en la habitación era insoportable, el peso de sus emociones acumulándose como una tormenta. La tensión en su vientre, el miedo que la consumía día y noche, la mirada de la emperatriz observándola como si solo fuera un peón más en su juego cruel. Todo se mezclaba, formaba un nudo en su garganta.

𝑭𝒊𝒓𝒔𝒕 | Maximilliam AshetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora