➥ 𝐼 𝓌𝒶𝓃𝓃𝒶 𝒷𝑒 𝓎𝑜𝓊𝓇 𝑒𝓃𝒹 𝑔𝒶𝓂𝑒
𝐄𝐧 𝐝𝐨𝐧𝐝𝐞 Gala se enamora por completo de Karime al salir del reality
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𝐄𝐧 𝐝𝐨𝐧𝐝𝐞 el miedo de Karime de perder a su musa se hace realidad
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Gala abrió lentamente sus ojos, la luz tenue del baño era lo único que iluminaba la habitación, miró hacia la pelinegra la cual dormía plácidamente, su cabello se encontraba levemente enredado y tapaba parte de su cara. Gala sonrió al ver esa imagen frente a ella, llevó su mano a la cara de Karime y con cuidado retiró el cabello admirando sus facciones, se acercó y plantó un suave beso en su frente y con mucho cuidado de no despertarla, se levantó de la cama para dirigirse al baño.
Al salir, se encontró con Karime sentada mientras se tallaba uno de sus ojos
—Hey —susurró la pelinegra, su voz un poco rasposa por el sueño
—Hey —sonrió Gala y se acercó a ella quedando sentada de frente — nos quedamos dormidas por mucho tiempo —rió levemente y Karime asintió con una sonrisa, provocando que un mechón de cabello cayera por su cara
—Bastante diría yo
—Ya me tengo que ir —le susurró Gala acercándose más y con delicadeza apartó el cabello de la cara de Karime
La cercanía de Gala hizo que el corazón de la pelinegra comenzara a latir más rápido
—Quédate —murmuró Karime mirándola directo a los ojos — por favor
—No lo sé, Karima — la miró y dejó salir un suspiro tembloroso al ver el rostro de la pelinegra moverse y quedar a centímetros del suyo
—¿Qué te detiene? —preguntó con voz suave
—Kar — murmuró, sus ojos reflejaban una mezcla de vulnerabilidad y deseo
—Vamos Galicious, quédate conmigo hoy—se acercó más, su nariz rozando la de la más alta, Gala relamió sus labios y con cuidado subió su mano a la mejilla de la pelinegra en donde dejó suaves caricias. La tensión en el aire era palpable, una mezcla de anticipación y deseo —no sabes cómo te extrañé— justo cuando sus labios estaban a nada de encontrarse, el sonido del celular de Gala se escuchó por la habitación, arruinando por completo el momento.
Ambas se separaron bruscamente, el corazón de Gala palpitaba como loco
—Toma— lo entregó el celular el cual seguía sonando sin cesar
