。⁠*゚⁠+єℓ ραѕα∂σノ⁠*⁠.⁠✧

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༆༆El viento frío del invierno golpeaba mi rostro. Solo era un pequeño erizo, un huérfano que buscaba refugio, y sin darme cuenta, caí en el mejor lugar. Lady Nimue, la Dama del Lago, me dio un hogar, un consuelo tras todo lo que había pasado. Sin embargo, no siempre estaba presente; ella tenía su propia vida y a veces apenas la veía. Aparecía y desaparecía como un suspiro. No me molestaba, ya que me permitía explorar los lugares a los que tenía acceso. Fue como si hubiera sido ayer cuando encontré a la persona menos esperada. Solía visitar una aldea hermosa y especial, pues allí se encontraba la única persona que consideraba amiga y parte de una familia que nunca tuve: Lady Marian.
Ella era la persona más divina que alguien podría tener. Todavía recuerdo su gentileza al hablar, su dulzura al mirar, sus manos cuidadosas que tocaban lo más mínimo con delicadeza. Ese toque suave siempre lograba calmarme. Por supuesto, su belleza era incomparable.La admiraba profundamente, y aun cuando me convertí en caballero, siempre encontraba tiempo para visitarla, sin falta, cada día. Ella era lo más importante para mí. Pero un día, esa felicidad que me llenaba desapareció de repente...

Como de costumbre, me dirigía a visitarla, pero esa vez llegué tarde. Era su cumpleaños, y me retrasé buscando un regalo especial. Al llegar al pueblo, el olor a sangre y violencia invadió mi nariz. Inmediatamente pensé en lo peor. Supuse que se trataba de un saqueo, pero no uno cualquiera. Corrí hacia el lugar donde siempre nos reuníamos, pero cuanto más me adentraba en el pueblo, más destrucción veía. La ira de ese saqueo había devorado todo, convirtiéndose en una triste masacre. Traté de mantener la calma, aunque cada vez que no la veía, mi corazón se aceleraba más. Hasta que la encontré...

-¡Marian! -grité de felicidad.

Pero esa alegría se desvaneció al instante al verla. El brillo de sus ojos se había apagado, su sonrisa se desvanecía poco a poco, y yo no podía hacer nada. La desesperación me invadía. Sus ojos se encontraron con los míos, y una sonrisa tierna se dibujó en sus labios, pero yo no pude devolverle la sonrisa aquella vez. El suelo la cubría como una manta, y yo temblaba mientras la sostenía con cuidado, como si fuera un ángel caído del cielo.Estaba en estado de shock, incapaz de creer que mi peor pesadilla se había hecho realidad. Verla allí, tan vulnerable y débil, me destrozó el corazón, y no podía hacer nada, ni siquiera llorar. Entonces, escuché su último deseo.

-Lancelot, salva siempre a los vulnerables. Nunca dejes que la ira y la venganza consuman tu noble corazón, por favor...
-Lo prometo -fue lo único que pude decir.

Cuando ya no sentía los latidos de su corazón, mi llanto fue el único consuelo que me quedó.
Siempre me culpé por lo ocurrido. Tal vez, si hubiera llegado más temprano, ella no habría muerto en su propio día.

Lo único que más amaba en esta vida se había desvanecido como ceniza, dejando solo su dulce sonrisa iluminando mis recuerdos. Después de sus palabras, trabajé duro para alcanzar el puesto que ocupo ahora: "mano derecha del rey".

El tiempo pasó, el bosque cambió, y yo con él. Aún llevaba dentro de mí esa ira latente, pero cada vez que pensaba en hacer algo de lo que me arrepentiría, el recuerdo de Marian volvía a mi mente. Una tarde, perseguía a un par de bandidos que intentaban herir a Lady Nimue, algo que no permitiría. Los seguí hasta donde mis ojos me lo permitieron, pero aquella persecución también era una emboscada para mí. Me acorralaron. Desenvainé mi espada y acabé con cada uno de ellos. Sin embargo, la batalla no había terminado. Alguien más permanecía oculto entre las sombras. Pude percibir magia oscura a su alrededor. Lanzaba hechizos que, por suerte, lograba esquivar fácilmente, pero no entendía qué sucedía.

Lo último que recuerdo de esa batalla fue caer en el lago encantado y salir a la superficie, completamente empapado, para ver a Lady Nimue esperándome en la orilla. No comprendía lo que había pasado hasta que ella me explicó que caer en el lago encantado no era una buena señal, y que ella no podía romper el hechizo que afectaba a aquellos que caían en él. No recordaba qué encantamiento me habían lanzado, pero al ver que ya no había más amenazas, me despedí de Nimue. Le lancé una última mirada y noté una expresión nostálgica en su rostro, algo inusual en ella. Comenzaba a marcharme cuando escuché un grito:
-¡Lancelot, espera! Debes saber algo.
Me detuve, confundido.
-Sí, madre, ¿qué sucede?
-Lancelot, yo también caí al lago hace mucho tiempo. Eso me otorgó la inmortalidad. Al parecer, a los caballeros que caen en el lago les sucede lo mismo, aunque no estoy del todo segura. ¿Recuerdas el encantamiento?
-Fue el mismo -dije, agobiado al saber que viviría más que nadie.

Recuerdo haber oído esas palabras cuando caí al lago. Al principio, no les di importancia. Pero con el tiempo, al ver morir a muchos caballeros, a muchos reyes a quienes serví, y a tantas otras personas, comencé a preguntarme si siempre sería lo mismo: conocer gente, vivir con ellos, y luego quedarme atrás, viéndolos morir. Sin importar lo que sucediera, yo seguía ahí. El bosque cambió, y yo con él.

Con el paso de los años, todo fue diferente a como lo recordaba. Empecé a dudar si esa maldición podría romperse algún día. El amor no me servía de consuelo, y la muerte tampoco. Tenía experiencia en combate y conocía bien mi terreno. Por eso siempre estaba disponible en el castillo, todos sabían de mí. Después de todo, era inmortal, aunque no invencible. Sin embargo, dudaba que alguien pudiera derrotarme. Pero claro, no todo sería un desastre en mi vida.

Un día, en el bosque, encontré a un niño pequeño. Se parecía mucho a mí(desorientado y solo).No tuve corazón para abandonarlo, así que lo crié por mi cuenta. Con el tiempo, aquel niño, llamado Galahad, se convirtió en otro caballero de la Mesa Redonda, siguiendo las enseñanzas que le impartí. Aunque sabía que lo vería morir algún día, no me importaba. Después de todo, él se convirtió en mi hijo.
Curioso ¿no?al parecer seguía los pasos de nimue.༆༆
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ʙᴜᴇɴᴏ, ᴇsᴏ ᴇs ᴛᴏᴅᴏ ᴘᴏʀ ʜᴏʏ. sᴊsᴊs, ɴᴏ ᴘʀᴏᴍᴇᴛᴏ ᴛʀᴀᴇʀ ᴇʟ ᴏᴛʀᴏ ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ᴛᴀɴ ᴘʀᴏɴᴛᴏ, ᴘᴇʀᴏ ᴛʀᴀᴛᴀʀᴇ́. sɪɴ ᴍᴀ́s ǫᴜᴇ ᴅᴇᴄɪʀ, ɢʀᴀᴄɪᴀs ᴘᴏʀ ʟᴇᴇʀ ᴇsᴛᴏ. ᴍᴇ ᴅᴇsᴘɪᴅᴏ. ʟɪɴᴅᴏ ᴅɪ́ᴀ ᴏ ɴᴏᴄʜᴇ.
"ᴇsᴘᴇʀᴏ ǫᴜᴇ ʜᴀʏᴀs ᴅɪsғʀᴜᴛᴀᴅᴏ ʟᴀ ʟᴇᴄᴛᴜʀᴀ. ʜᴀsᴛᴀ ʟᴜᴇɢᴏ."(⁠人⁠*⁠'⁠∀⁠`⁠)⁠。⁠*゚⁠+

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⏰ Última actualización: Nov 04 ⏰

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༺𝐄𝐋 𝐀𝐌𝐎𝐑 𝐐𝐔𝐄 𝐍𝐎𝐒 𝐔𝐍𝐄 ༻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora