PREFACIO
Tanto el doctor Darwin como varios de los escritores alemanes que se ocuparon de fisiología han juzgado posible el hecho que sirve de base a este libro. No quiero que se me atribuya la creencia de que puede dársele fe en grado a este fantasía y, sin embargo, tomándola como la base de una obra fantástica, no he pensado que estaba sólo tejiendo una serie de cuadros terroríficos y sobrenaturales. El acontecimiento del que depende el interés del relato no presenta los inconvenientes de un simple cuento de espectros o de hechizos. Se destacaba en él la novedad de las situaciones que presenta y, aunque imposible como hecho físico, ofrece para la imaginación y delineación de las pasiones humanas un punto de vista más amplio y profundo que cuanto puedan proporcionar las relaciones ordinarias de los acontecimientos siempre.
He tratado por esto de convervar la verdad de loa principios fundamentales de la naturaleza humana, si bien no he tenido escrúpulos en innovar en cuanto a sus combinaciones. Se ajustan a esta regla La Tempestad Ilíada y sueño de una noche de verano, y Milton, especialmente en El paraíso perdido. Y hasta el novelista más humilde, el que sólo trata de ofrecer o recibir esparcimiento con su obra, puede, sin presunción, llevar a su prosa por excepción, y hasta por regla, productos de la fantasía que tan exquisitas combinaciones de sentirse humanos han proporcionado a las obras mas elevadas de la poesía.
Las circunstancias en que se basa mi cuento surgieron de una conversación casual. Di comienzo a él en parte como motivo de distracción y en parte como un modo de ejercitar mis aptitudes, jamás puestas a prueba hasta entonces. A medida que adelantaba la obra fueron añadiéndose otros motivos. No me es indiferente, por cierto, la forma en que pueden afectar al lector las tendencias morales que existan en los sentimientos o caracteres que contiene; sin embargo, mi preocupación principal ha sido evitar los efectos enervantes de las novelas de la actualidad y presentar el lado amable de los afectos familiares y excelencia de la virtud universal. Las opiniones que naturalmente surgen del carácter y la situación del héroe no deben en modo alguno ser tonadas que las conclusiones que se extraigan de las páginas de este libro formen parte de ninguna doctrina filosófica.
Para la autora es motivo de renovado interés el hecho de haber empezado esta obra en la majestuosa región donde se desarrolla la mayor parte de su acción, y en una compañía que no puede dejar de extrañar. Pasé el verano de 1816 en los alrededores de Ginebra. La estación aquella fue fría y lluviosa y por las tardes nos reuníamos alrededor de un brillante fuego, divirtiéndose algunas veces con algunos cuentos alemanes de aparecidos que llegaban en nuestras manos y los que despertaron en nosotros un juguetón deseo de imitación. Dos de aquellos amigos, la pluma de cualquiera de los cuales podía ofrecer relatos mucho más atrayentes que cuanto yo pueda aspirar a producir, convinieron conmigo en escribir sendos cuentos sobre la base del suceso sobrenatural.
Pero el tiempo mejoró de repente y mis dos amigos me abandonaron por una excursión a través de los Alpes, y en las magníficas escenas que esas montañas presentan perdieron todo recuerdo de las visiones fantasmagóricas. El cuento que aparece en este libro es el único que llegó a ser terminado.
-Marlow, septiembre 1817.
ESTÁS LEYENDO
FRANKENSTEIN - Mary W. Shelley.
Random"En un lúgubre noche de noviembre llegué al término de mis esfuerzos. Con una ansiedad que era casi agonía, recogía los instrumentos de vida que me rodeaban y me permitieron infundir una chispa vital a aquella cosa muerta yacente a mis pies. Era ya...