En una pequeña y tranquila ciudad española llamada Puente del Sol, la vida discurría con la calma propia de un lugar casi ajeno a las prisas del mundo moderno. Las calles empedradas y las casas de fachadas encaladas se asomaban a plazas con fuentes antiguas, cuyo murmullo constante añadía un toque de serenidad al ambiente. Los vecinos se saludaban cada día, compartiendo constantemente historias junto al aroma de las panaderías que llenaba las esquinas.
Esta paz fue alterada con la llegada de un hombre extranjero. Su nombre era Artem, un ucraniano de complexión delgada y mirada seria, que se había asentado en el pueblo apenas unos meses antes. Venía de una vida marcada por las dificultades y conflictos de su país natal, donde la guerra y la pobreza eran una sombra constante. A pesar de su aspecto discreto y su conocimiento limitado del idioma español, Artem traía consigo un saber que pocos conocían, en Ucrania, había trabajado como asistente médico en una clínica rural, atendiendo a personas que sufrían de heridas y enfermedades propias de una zona de conflicto.
Artem no tuvo fácil su llegada a Puente del Sol. La barrera del idioma lo hacía sentirse como un extraño, y encontrar empleo estable resulta imposible. La comunidad, aunque en general acogedor, lo observaba con cierta reserva. Él sabía que algunos lo veían como un forastero de tierras lejanas, sin saber muy bien qué esperar de él. Sin embargo, estaba decidido a adaptarse y hacer cualquier trabajo para sobrevivir y, de ser posible, enviar algo de dinero a su familia, que había quedado atrás en Ucrania. Intentó trabajar en la construcción, en las cosechas y hasta explorar la venta de productos en los mercados locales. Pero cada día transcurría con el desafío constante de adaptarse, de sobrevivir, y sobre todo, de no rendirse.
Un giro inesperado se dio en su vida cuando, una tarde de verano, conoció a Alba, una joven española de mirada vivaz que trabajaba como camarera en una pequeña cafetería del pueblo. Alba, de trato amable y abierto, no dudó en acercarse a Artem y conversar con él, a diferencia de muchos otros. Sus primeros intercambios fueron torpes por las limitaciones del idioma, pero con paciencia, Alba lo escuchó y poco a poco, una conexión de amistad y confianza surgió entre ellos. Durante una de sus charlas, Artem mencionó su experiencia en medicina, un detalle que despertó la curiosidad de Alba. Ella, en voz baja y con cierta precaución, le confesó que algunas mujeres del pueblo necesitaban ayuda médica en situaciones que no deseaban discutir en público, un tipo de asistencia que no se atrevían a buscar en el sistema de salud formal.
Así fue como Artem comenzó a ofrecer sus conocimientos médicos de manera clandestina. Sin un consultorio adecuado ni herramientas profesionales, improvisaba sus consultas en condiciones precarias. Sin embargo, para muchas de estas mujeres, él se convirtió en una especie de "salvador", alguien dispuesto a escuchar y ayudar cuando el sistema de salud local parecía inaccesible o inapropiado. La red de ayuda creció de boca en boca; las mujeres se pasaban la voz discretamente, confiando en que Artem podía ofrecerles un espacio de confidencialidad y alivio en medio de sus problemas.
Una noche, todo cambió de manera trágica. Lucía, una joven de apenas 20 años y con un secreto que guardaba de su familia, acudió a Artem buscando ayuda. Lucía era hija de un diputado local, un hombre influyente y respetado que jamás habría imaginado la situación en la que su hija se encontraba. Movida por la angustia y el miedo, buscó a Artem, esperando que él pudiera ayudarla en silencio.
Comenzó el procedimiento, improvisando con los recursos limitados a su disposición. Desde el inicio, él sabía que la situación era delicada y que cada paso tenía que ser realizado con extrema precaución. Pero, en un momento, Lucía comenzó a sentirse débil y a sudar intensamente. Artem notó su respiración acelerada y el pulso que empezaba a desbocarse peligrosamente. Intentó calmarla, pero pronto se dio cuenta de que algo iba muy mal. La piel de Lucía palideció, sus labios se tornaron azulados.
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Silencio en la Noche
Short StoryArtem nunca imaginó que su llegada al tranquilo pueblo de Puente del Sol lo llevaría a cruzar límites que pondrían en riesgo no solo su libertad, sino también su vida. Mientras intentaba pasar desapercibido y ganarse la confianza de la comunidad, un...