La euforía se acumulaba, después de una temporada de mierda no podía creer lo que habían logrado.
Un podio doble con Pierre, un podio que sabia como la mismisima victoria después de haber conducido con un tractor durane toda la temporada.
Y si bien, sentia el frío calarle hasta los huesos, festejar con él equipo era todo lo que necesitaba.
Las entrevistas siguen y no puede evitar la necesidad que tiene sus manos para poder tocar a su compañero.
No puede evitar sentirse caliente al ver a Gasly caminar, radiante de alegría, siente sus piernas temblar al recordar aquella majestuosa remontada.
No puede decir que son cercanos, mucho menos después de todo lo que había ocurrido en Monacó. No después de haber tenido tantos encontronazos en su tiempo como compañeros.
Quizá la tensión se ha disipado después de saber que es su última temporada compartiendo garaje. Y que mejor manera de terminar que compartiendo un último podio.
Esteban no puede mentir, le gusta su compatriota y se siente especialmente atraido cuando lo ve irradiar tanta felicidad y seguridad.
Sabe que el castaño le gusta, con ese cabelo albortado y esos ojos de un traslucido color azul.De alguna manera le encanta el acento y siente que se le derriten las piernas cuando lo escucha hablar en su idioma natal.
Bien dicen que del odio al amor hay solo un paso y sabe que él lo ha dado.Lo acerca a su cuerpo, con la clara excusa del momento, no hay manera en que nadie pueda sospechar que quiere sentirlo entre sus brazos aunque sea un instante.
Necesita sentir aquel calor que irradia a pesar del frío que parece calarlos a los dos.No puede hacer mas que sonreir y disfrutar del momentos, no puede hacer mas que desear que la mano que se cierra en su cuerpo se quede ahí un poco más.
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Se mira al espejo, encantado con lo que ve.
APenas había llegado a su habitación se había encerrado en la ducha para seguir un metodico baño, había pasado la cuchilla de afeitar por todo su cuerpo, dejando su piel suave y sin rastro de ningun bello.
Se había bañado con el más permudado de su jabones, uno con olor a melocotón, había disfrutado de restregar su piel, de lavar su cabello.
Para por fin después de unos agotadores días por fin podia ponerse bonito.
La euforia de aquel maravilloso día solo podía seguir corriendo y quería disfrutar al maximo de la emoción.
Pues en cuanto terminara el fin de semana volvería a centrarse en conseguir los mejores resultados.De su maleta había sacado el conjunto más bonito que había llevado con él, sintiendo el encaje rosado acariciar su piel, resintiendo el frío de la tela sobre su acalorado coño.
Las medias apretaban deliciosamente sus delgados muslos, con paciencia había abrochado las tiras d la preciosa cinturilla que acentuaba su estrecha cintura.
Le gustaba sentirse delicado y pequeño, aunque sabía que de pequeño no tenía nada, le gusta la sensación de la tela sobre las medias, tan fría y sensual, que puede sentur como su coño comienza a palpitar.
Se mira al espejo de cuerpo completo y da una pequeña vuelta, viendo como la tela de la diminuta falda rosa vuela al rededor de sus nalgas, le gusta el contraste de aquel color contra su piel pálida.
De nuevo se ve al espejo ara colocarse el precioso bralet, el encaje raspa sus pezones y los deja puntiagudos bajo la tela.
Y cuando se ve completamente vestido, levanta la diminuta falda, y lleva la mirada a su reflejo, en donde devería existir un bulto, solo existe una esponjosa y delicada protuberancia.
En dónde debería existir una polla, solo hay un bonito y rosado coño.