Mari Fernanda se río de lo que había mencionado el hombre frente ella.
-Eres Sukuna y yo soy un ¿Recipiente? ¿Cómo un frasco? ¿O un Tupper de Tupperware?-Lo vio y golpeó su hombro con la palma de su mano, eran movimientos burlones. -Hay tupper rosita que mi mamá me envió desde México, tiene un gato pero ya no se ve su rostro, es muy triste- Vio el lugar y lo vio a él, golpeó la frente del hombre, intento hacer esto otra vez pero la mano del hombre la detuvo.
-Basta, mocosa idiota. Ahora mismo deberías estar honrada por tener dentro a alguien como yo o deberías estar rogando por tu vida. Ya te lo dije esto no es un sueño, es la realidad, tu realidad- Su tono era sereno.
-¿Dentro de mí? ¿Eres un bebé? ¿Soy la siguiente virgen María?-Toca su barriga y ve al hombre frente a ella. - Tiene sentido soy María, seré tu madre, pequeño Colgate 360, serás criado con amor y paciencia, aunquea sea pobre–Ella observó al hombre y luego se alejó de él. –Mi hijo tiene tatuajes ¡¿Mi hijo es un Yakuza?!-De la nada empieza a somar música dramática, esto desconcierta al hombre.
-Ya basta, niña tonta. No soy tu hijo y tu no serás madre, aunque hay algo en lo que tienes razón, estoy dentro de ti. Soy una maldición- Ve a María Fernanda, se cruza de brazos y la patea (¿Por qué? Porque está bien mensa).Ella cae al piso, adolorida. Ve al piso y analiza las palabras de Sukuna. -¿Maldición?- Sube su mirada y analiza su aspecto. -¿Cómo Teke-teke o Hanako la del baño?- Ella observa su rostro y se ríe en la cara del hombre. -Que tontería y yo soy un Yokai.
A lo lejos se escucha un ruido horrible, la alarma para despertar que ponía siempre en su teléfono. -Hasta luego, Maldición- Sonrió y se despertó.
Se levantó de la cama y se dirigió al baño, se vio en el espejo y notó algo raro, ¡¿Una boca?!
-¡Que mamada!- Frotó sus ojos y analizó la boca- Es un sueño, todavía no despierto- Golpeó fuertemente su cara, le dolió y mucho. Observó aterrada esa cosa.
-¡¿Por qué me pegas, niña tonta?!- sobre la boca salió un ojo -Eres más fea que un gato aplastado- Desaparece y ella quedó conmocionada.
¡¿Qué carajos?!- Se alejó del espejo, volteó a ver el reloj y se dio cuenta que era muy tarde. Se vistió rápidamente y salió corriendo del edificio hacia su trabajo.
-No desayuné, ahora me dolerá el estómago y me regañara el jefe por no hacer bien mi trabajo- Seguía corriendo, se detuvo de golpe cuando vio que en se acercaban las cosas asquerosas hacia ella, comenzó a correr en dirección contraria.
-¡Putos los fantasmas!- Trato de alejarlos con un viejo hechizo mexicano, eso decía su abuela.Dio vuelta en un callejón, al voltear para verficar que esas cosas seguían detrás ella no se percató que había alguien enfrente de ella, provocando que lo golpeará. El pan con forma de perro salió volando a la cabeza del hombre, casi, solo rebotó el pan y cayó al piso. (Por qué si)
-Fíjate, por donde vas, ¿No ves, ciego?- Ella revisa su aspecto, un hombre albino y llevaba una venda sobre los ojos...el hombre era ciego- Perdón, no pudo verme, quise decir...perdón- Lo ayuda a levantarse, ella trata de alejarse otra vez para que cosas no la atraparan, pero el hombre la detuvo
-No puedes irte, las maldiciones no van detrás de ti, van por algo que portas, algo como un dedo- Su voz era serena, algo juguetona.
-¿Dedo? ¿Un bien feo y que olía a muerto?- Sintió que el hombre no era ciego y la perforaba con la mirada. Él asiente. -Me lo comí anoche, fue sin querer yo no lo comí intencionalmente, cayó sobre mi boca y sin querer lo trague-El hombre se quito la venda para revelar un par de ojos celestes, su mirada se dirigió a ella, directamente a su estómago
-Idiota, supongo que tendremos que abrirte para sacar el dedo- Ella empezó a reír, creyendo que era una broma. Dejó de cuando se percató que él no reía, se veía tenso. Ella dio un paso atrás. -Es broma, ¿verdad?- Dio otro paso atrás.
El hombre puso una mano sobre su hombro y después la señaló-Claro que sí- Él río fuertemente-Solo que ahora no puedo dejarte ir porque no estaras a salvo, es más esa cosa dentro de ti podría matarte y morir como un gusano, aplastado por Sukuna.
Ella lo vio y se desmayó, impactada por lo que dijo (Por el poder del guión)Continuará