En una noche de todos los santos en dos lugares distintos de México, se encontraban un par de mujeres que no tenían en su corazón mal logrado por la esencia maligna de la humanidad a una deidad acuífera vaga simultáneamente entre los hombres en ambos lugares de santo descanso en tiempos distintos, el mundo es pequeño dicen algunos e incluso la fortuna y la miseria venían de forma conjunta.
Esa mujer de falda jade como la conocían algunos creyentes de la religión antigua se transformó en un anciana pidiendo un mendrugo de pan y algo de beber; la primera mujer era niña pequeña era una originaria de un población del valle del Mezquital iba con su abuelos a ese lugar santo a dejar una ofrenda que era común en esas épocas, al percatarse de que esa mujer era tratada de forma denigrante, se atrevió a compartir un poco de ese alimento que tenían en para poner en la tumba de su familia con esa mujer, la cual la observo con algo de asombro; encontrase con un corazón puro dentro de toda esa humanidad
-toma, he visto que tienes hambre – dándole esa niña un pequeño plato de comida con un vaso de lo que parecía un café de olla, acercándose a ella para limpiar una herida que le habían hecho uno de los hombres por pedir comida- disculpe la molestia le puedo curar, sino se le infectara y será peor
Esa niña agarro una servilleta para limpiar la herida con agua y después pasar un pequeño trapo con un menjurje para evitar infección, lo cual a esa deidad de aguas le pareció un gesto noble y amable, sabía que el plato de comida era de la niña, sabía que estaba haciendo eso a escondidas para evitar el regaño de sus familiares.
Pero ver la sonrisa y actitud de la niña era un gesto muy dulce, el cual provoco que esbozara una sonrisa amable en esa mujer.
-gracias niña, es algo muy rico – probando un bocado de esos alimentos, y tomando un sorbo de café – no te meterás en problemas, ¿por cierto cuál es tu nombre?
-mi nombre es Bertha Xóchitl, pero me gusta más que me digan Xóchitl – decía esa niña con una sonrisa amable en el rostro, la cual a esa deidad le gustaba ver – por cierto usted no es de aquí verdad
-no soy de aquí Xóchitl, soy una mujer que está en constante movimiento – sonreía esa mujer misteriosa a esa niña – así la muerte nunca me puede atrapar
-eres como Francisca*, la del cuento – sonreía esa niña con una gran alegría, lo cual esa deidad femenina le daba ternura – ¿cómo te llamas?
- Malintzin, ese el nombre que tengo para algunos – diciendo Chalchiuhtlicue sacando de su bolsa una muñeca tipo lele para dejarla en la manos de esa niña que tendría a lo mucho 7 años, lo cual la deidad se sorprendió asumiendo que sería un muñeco no una muñeca – es un obsequio por tu generosidad, pero tiene una particularidad esta muñeca
La pequeña Xóchitl toma con delicadeza esa muñeca, la cual olía un perfume a jazmines y a toques de frutas, la cual de forma instintiva la abrazaba, lo cual a esa diosa sonreía
-que tiene de especial esa muñeca, es muy bonita, parece que sus cabellos fueran rizados – tocando los risos de la muñeca lele, la cual sonreía esa niña – es linda
-dicen que toma la forma de la apariencia física de tu alma gemela – decía esa anciana, sonriendo de forma maternal a esa niña – pero eso nadie lo sabe, es un secreto
Esa niña se sorprendió, lo cual no sabía si realmente aceptar un regalo así de misterioso, una parte de ella decía que tenía que devolverlo pero la otra parte de ella le pedía que se quedara con esa muñeca y que fuera un secreto lo de su alma gemela (para esa niña no sabía que significaba realmente esas palabras, pero sabía que sería algo importante eso le decía su corazón)
Esa deidad al ver la disyuntiva que tenía la niña, vio que apretó esa muñeca cerca de su pecho, el cual latía de forma nerviosa pero firme, al ver sus ojos tenían convicción de seguir su corazón
ESTÁS LEYENDO
Lele
Fanfictionsi no te gusta el contenido WLW (GL), por favor no leer "esa muñeca tomara la apariencia física de tu alma gemela" ... Chalchiuhtlicue queriendo comprobar una teoría de Tezcatlipoca entrega un par de muñecas lele a dos niñas, la cuales son Xóchitl...