Las sombras vuelven

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Él se va a la cocina, yo sigo mi camino a mi habitación y una vez dentro me voy al baño con mi pijama me baño para que me baje la fiebre que de seguro tengo, ya una vez fuera me voy al closet donde me veo en el tocador y me seco el cabello, miro por el espejo y en el se refleja, Fede no entiendo su forma de ser ambos somos un desastre, apago el secador ya que justo termine.

- Que es eso Seren.

Veo lo que el ve, es mi escondite.

- Es... mi escondite...

- ¿Tu estas durmiendo allí?

- Si... hice eso desde que llegue a esta casa, no me gusta estar en esa parte de mi habitación, siempre estoy acá, recuerdas que te conté que temo a los hoteles, bueno el dormitorio se parece a uno y no he podido dormir en la cama desde que llegue a este pueblo.

- Pero son muchos días, ¿por qué?

- Traumas... que no estoy preparada para decir todavía.

- Esta bien, pero como lo haremos ambos no caemos allí.

Me apunta mi escondite.

- hoy tendrás el privilegio de estrenar esa cama.

- Enserio

Me pregunta y en sus ojos veo mucha alegría y algo mas en su mirada, que mejor evito.

- Si... para dormir...

- Me conformo con eso, por ahora.

Salgo del closet y sobre la cama hay una bandeja con comida.

- Ven comamos, antes que se enfrié más, hice pasta con queso no había más, así que nos traje un té a ambos.

- La verdad hemos estado muy ocupados y como Sofí esta con mi tía y papa llega tarde, yo trabajando se me olvido ir de compras, lo siento

- Tranquila, soy un hombre que resuelve.

Me rio, mientras comemos, hablamos de la gala, de cómo le fue en su viaje, me dice que fue al hogar mientras estaba por allá y en su cara veo mucha ilusión de arreglarlo y ayudar lo más posible a los niños y monjas, hablamos más que nada sobre el trabajo, no sacamos temas personales y agradezco que sea así, una vez que terminamos, el baja a dejar las cosas a la cocina, yo entro al baño me lavo mis dientes y le dejo un cepillo a él también nuevo sobre el lavado, cuando salgo él está mirando su teléfono más bien subiendo una historia a sus redes sociales, cuando termina me ve.

- trabajando, tu ya sabes.

- te deje un cepillo nuevo.

El entra al baño y yo miro la cama asustada, pongo a cargar mi teléfono, voy por mi almohada al closet, una vez que me devuelvo el esta acostado sin camisa, yo abrazo fuerte mi almohada y quedo sin aliento, jamás me acostumbrare a verle así, todavía me pregunto cómo alguien así me busca a mí, en qué momento nos volvimos tan cercanos y yo tolero su cercanía.

- Elegí este lado, sabes que no puedo dormir con camisa y jean, eso no te incomoda, ¿verdad?

Me pregunta, yo carraspeo un poco y quito la vista de su abdomen, le digo insegura y cohibida

- No hay problema.

El ríe, y camino al otro lado de la cama que da con la ventana, una vez acostados ambos de lado nos vemos, toca con su mano mi mejilla y frente

- se fue la fiebre.

- la ducha y pastilla ayudaron bastante, además que hoy tuve mucho frio, yo creo que es por el clima aun no me puedo acostumbrar.

- de seguro fue eso, pero igual debes cuidarte más.

Él se acomoda y mira el techo de mi habitación, yo en cambio detallo su rostro necesito guardar su rostro en mi memoria, cuando el me deje tendré el consuelo de que intente superar mis miedos y todo gracias a él.

La mariposa del loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora