Diego observaba a Klaus mientras permanecía amarrado a la silla, disfrutando demasiado de la situación como para liberarlo todavía. Klaus, con su usual desenfado, intentaba girar el cuerpo con una mueca exagerada.
- Vamos, hermano, ¿realmente voy a quedarme así todo el día?. -Klaus sonrió con un aire teatral-. Sabes que esto no es lo peor que me ha pasado, pero... me gustaría recuperar la circulación en las piernas.
Diego se cruzó de brazos, mirando a Klaus con una sonrisa apenas perceptible.
- Aún no he decidido si liberarte es una buena idea. Todavía no te has ganado tu libertad.
- ¿Ah, sí? -Klaus arqueó una ceja, jugando con la situación-. ¿Qué quieres? ¿Que me disculpe? Sabes que eso no va a suceder, no soy muy de disculpas.
- No me interesa una disculpa, -respondió Diego, acercándose un poco-, pero tal vez si te quedas quieto y callado por un rato, aprenderás algo de paciencia.
- Oh, gran maestro de la paciencia, enséñame tus caminos... -Klaus exageró su tono, fingiendo reverencia-. Sabes que no soy bueno para quedarme quieto. ¡Déjame salir! Además, estoy empezando a pensar que estás disfrutando esto demasiado.
Diego soltó una pequeña carcajada antes de asentir lentamente.
- Tal vez lo estoy, -dijo, dejando que el silencio tomara el control por un momento. Luego añadió-, pero primero necesito pensar. Si te suelto ahora, ¿qué vas a hacer?
Klaus se inclinó hacia adelante lo más que podía en su silla.
- Voy a hacer lo que siempre hago, causar problemas. Pero en el buen sentido, claro. ¿Acaso no te parece que todo está demasiado...? -miró alrededor de la mansión, simulando horror-, ¡aburrido!?.
Diego, sin decir nada más, simplemente se dio la vuelta y caminó hacia la ventana, dejándolo amarrado.
- ¡¿En serio me vas a dejar así?! -protestó Klaus-. Esto es inhumano, hermano. ¡Inhumano!.
Diego, con una sonrisa en los labios, no respondió, disfrutando del pequeño momento de venganza.
Mientras tanto, en otro lado de la mansión, Luther y Allison se movían al ritmo de la música. La sonrisa de Allison iluminaba la sala mientras bailaban juntos, cada movimiento lleno de la nostalgia de su infancia. Después de unos minutos, Luther se detuvo un segundo, mirándola intensamente.
- ¿Te acuerdas de cuando hacíamos esto de niños? -preguntó él con voz suave.
Allison, con una risa ligera, asintió.
- Claro que sí. Éramos tan... inocentes.
Luther sonrió, y sin pensarlo demasiado, se inclinó y la besó. Fue un beso largo, lleno de emociones contenidas por años. Cuando se separaron, ambos se miraron con los recuerdos pesando sobre ellos.
- ¿Qué significa esto? -preguntó Luther, un poco nervioso.
- No lo sé -respondió Allison con sinceridad-. Pero no quiero pensar en eso ahora.
Al otro lado de la ciudad, Vanya estaba con Leonard en su pequeño apartamento. Su violín llenaba el aire con una melodía suave, pero la mirada de Leonard estaba en algo más. Mientras ella tocaba, él sacó un libro viejo y desgastado, con las iniciales R.H. en la portada.
Leonard sonrió para sí mismo, ocultando el libro rápidamente cuando Vanya levantó la vista.
- ¿Qué estás leyendo? -preguntó ella, curiosa, pero sin detener su música.
- Oh, nada importante -mintió Leonard, esbozando una sonrisa falsa-. Sigue tocando, suenas hermosa.
Isabel salió del ático con paso firme, aunque sus pensamientos estaban en completa oscuridad. Se dirigió al laboratorio, el lugar donde tantas veces había sufrido los experimentos de su padre. Al llegar, sus ojos recorrieron cada rincón antes de fijarse en la mesa de trabajo. Entre todos los papeles que había ahí, encontró uno que la dejó sin aliento: un informe de Reginald Hargreeves, una evaluación fría y brutal de su vida y sus habilidades.
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¨Sombras de lo que eramos¨ TEMPORADA 1 - TEMPORADA 2 - FLASHBACKS
RomanceIsabel Hargreeves: Hermana adoptiva de los Umbrella, Número Ocho con el poder de controlar la materia, Isabel tiene una relación compleja con Five Hargreeves, su mejor amigo y amor de la infancia. Es una chica fuerte, pero marcada por el sufrimient...