Bella aspetta. | ❝¡Espera! Te amo.❞
La paciencia es una virtud y el anhelo, un deseo para algunas mentes creativas sin estar conscientes de su realidad. SeokJin lo sabía muy bien porque él esperaría a aquel hombre que lo enamoró desde niño, aun si é...
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¿Quién es Namjoon Galli?
Para SeokJin, no había persona a su alrededor que pudiera captar su atención. Principalmente, porque solo conocía a sus padres y los nombres de quienes tenían sus puestos en el mercado, aunque siempre trataba de ignorarlos la gran parte del tiempo.
No podría decir que la soledad era su mejor compañía, porque esa era la Luna y, para ser sincero, prefiere ver esa pequeña mancha de luz en el cielo durante horas que estar con aquel chico de cabellos desordenados que acapara todo su entorno.
El castaño prepara los materiales que va a usar mientras un ruido constante se escabulle por sus oídos, pero tampoco es capaz de ignorarlo, no cuando Namjoon es el causante de aquel repetitivo y constante golpeteo.
Mira sus manos, sus dedos llenos de pintura sostenían un pincel fino y, frente a él, yace un lienzo con un rostro que se volverá más cotidiano con el pasar de los años y no quiere objetar por ello.
—¿Qué estás pintando?
Alzó la mirada cuando el pelinegro pregunta, viéndolo martillar unas tablas en el piso del establo.
Hace unos días, él había mencionado que todo su hogar necesitaba reparación. No lo hizo como una petición con intenciones ocultas, ni siquiera se le pasó por la cabeza que, una tarde como cualquier otra, Namjoon Galli vendría con una caja de herramientas y, sin decir palabra alguna, empezó a reparar todo lo que podía, sin ninguna excusa, sin ningún trueque.
—Debes de tener cuidado con tus manos. — dijo el menor cuando le preguntó por qué vino hacia él para ayudarlo.
Puede que solo haya sido un poco de lástima, pero la noche ya no se sentía tan solitaria hoy.
Y él no iba a negarle nada, después de todo, sus manos se lo agradecen.
—A ti — Namjoon alzó sus cejas con sorpresa, sonriendo por la confesión y por haber ya terminado —. No te muevas.
El pelinegro ni siquiera pensó en respirar para permanecer inmóvil.
Desde hace algunos años, aproximadamente cinco, Jin descubrió su talento en la pintura. Su madre le decía que fue bendecido con ese don dado por el mismo Dios para contribuir a su felicidad, mientras él creía que la mismísima Luna le dio una oportunidad para mostrarle a todos cuán bella es.
Porque Dios es eso que no entiende, ni siquiera lo ha visto.
Su madre lo adoraba y su vida terminó en una miseria. Es más, ella misma afirmaba que iría con Dios a reencontrarse después de haberse arrepentido de todos sus pecados – tal vez, hasta de él mismo –, que Dios le llamaba porque la amaba. En cambio, su padre se dedica completamente a ese ser omnipresente y poderoso, rindiéndole culto todo el día, todas las semanas de todos los meses, sin tener tiempo de siquiera visitarlo.
¿Y él? ¿Por qué le arrebató a su madre, la única persona que le ha acompañado desde siempre? ¿Por qué le quitó importancia en la vida de su padre? ¿Por qué le dio un cuerpo que duele sólo con moverlo? ¿Por qué los adultos afirman a ciegas que Dios nos ama a todos por igual y que nosotros debemos amarlo incondicionalmente, mientras que pone a prueba nuestro amor mediante golpes duros a tu vida?
