Y pensar que hace unos años éramos ese grupo inseparable, enfrentando juntos los retos de la vida, creando recuerdos que creíamos eternos. Hoy, sin embargo, es triste ver que cada uno tomó su propio camino, dejando atrás lo que una vez fue. Este sentimiento es una mezcla extraña de nostalgia y aceptación, como una dulce tristeza que me recuerda que, aunque duele, es parte de crecer. Sabía que eventualmente nos alejaríamos, pero nunca imaginé que sucedería tan pronto, ni que dolería tanto.
Me arrepiento de no haber aprovechado cada momento al máximo, de no haber vivido esos tiempos tan bellos con más intensidad. Hoy, desde la distancia, veo con una especie de orgullo cómo cada uno de ustedes ha encontrado su propio camino. La chica dulce y bella ha encontrado el amor que merece; el chico que tanto quise y amé en secreto ahora no solo encontró amistades dentro de este salón que compartimos, sino también se encontró a sí mismo, y eso me parece maravilloso, incluso reconfortante.
La chica alocada sigue siendo quien es, con esa energía única, esforzándose día a día, llena de vida y con esa risa que siempre alegraba cualquier momento. A cada uno de ustedes les veo en sus caminos y siento una mezcla de orgullo y nostalgia, y me pregunto si alguna vez sintieron lo mismo por mí, si aún guardan algo de esos días.
No sé en qué momento me perdí, en qué instante comenzamos a alejarnos y dejé de conocerlos realmente. Me cuesta recordar el último momento en que reímos juntos como si nada más importara. A veces, ese pesar se convierte en resentimiento, en ese dolor de haber permitido que nuestra amistad se diluyera, por ver cómo fui reemplazada en su círculo por otras personas. Pero supongo que así es la vida: aprender a soltar, a dejar ir personas y aceptar los cambios, aunque duela.
Me pregunto a menudo si fui la única que vio esta amistad como algo real. Quizás solo soy yo, tal vez siempre lo fui. Aunque soy poco de expresar cómo me siento y rara vez comparto mis problemas o pensamientos, me divertí en su momento con ustedes. A veces pienso que tal vez no fui nada para ustedes, que en realidad nunca fui alguien importante en sus vidas. Me pregunto si alguna vez me vieron como una amiga, porque yo sí, yo me encariñé profundamente con cada uno de ustedes.
Quizás nunca lo notaron, pero me importaban más de lo que pensaban. Me encariñé con sus personalidades, con nuestras conversaciones, con esos detalles únicos que hicieron de cada uno de ustedes alguien especial para mí. No sé si ustedes compartieron el mismo sentimiento, si alguna vez pensaron en nuestra amistad como yo lo hice, pero para mí siempre significó algo verdadero y valioso.
Me duele admitirlo, pero aún no sé cómo formar una conexión tan profunda y fuerte con alguien nuevamente. Mis sentimientos se encierran dentro de mí, y quizás por eso perdí a quienes tanto quise. Es como si algo dentro de mí me impidiera abrir el corazón por completo, y en silencio, veo cómo la vida sigue adelante sin esperarme.
Aun así, me queda el deseo sincero de que les vaya bien en cada paso que den, aunque no esté a su lado para verlo. Tal vez no estemos juntos como antes, pero cada uno de ustedes tiene un lugar especial en mi corazón, y por más que pasen los años, esa parte de ustedes en mí no se borrará.
Ojalá, a pesar de los años, de los silencios y la distancia, no olvidemos lo que fuimos. Tal vez algún día nos reencontremos, aunque sea una vez, para revivir esos días de risa y complicidad, para contarnos cómo ha sido la vida y recordar lo que alguna vez compartimos.
Todavía tenemos un año, un último año para compartir, para reparar, para disfrutar cada día que nos queda juntos. Quiero que sepamos aprovecharlo, que al menos en este tiempo que nos queda, logremos hacer nuevos recuerdos, y guardemos todo lo bueno de estos años.
Los quiero, aunque nunca haya sabido cómo decírselos. Mis silencios, mis reservas, esas barreras que pongo para no demostrar tanto, se han convertido en mi debilidad. Quizás, si pudiera expresar mejor lo que siento, aún estaríamos juntos como antes, riéndonos de las mismas cosas.
Hoy, desde la distancia y el silencio, me queda la esperanza de que algún día, a pesar de los cambios, recordemos lo que fuimos y, aunque solo sea por un momento, volvamos a ser ese grupo que alguna vez soñamos no perder. Que, aunque nuestros caminos nos lleven lejos, en algún rincón de nuestros corazones, sigamos siendo esos amigos que nos acompañaron en una etapa tan única.
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Los ecos de una amistad inolvidable
RandomUna mirada nostálgica y sincera a los recuerdos de una amistad que, a pesar del tiempo y la distancia, sigue siendo especial. Entre preguntas, arrepentimientos y cariño, se exploran los sentimientos de quien aprendió a amar en silencio y a soltar co...