La misión de un héroe llorón - 𝚃𝚛𝚊𝚍𝚞𝚌𝚌𝚒𝚘́𝚗

capítulo ⁴: ARC I: Mi promesa bajo los cerezos (1)

Cuando Takemichi abrió los ojos, lo primero que notó fue la gran cantidad de personas que lo rodeaban. Todos estaban de pie, con rostros serios y mirando al frente. Notó que no solo tenían el cabello atado en un moño, sino que también vestían la misma ropa, como una especie de uniforme. Por lo que parecía, parecía que se había transportado a un mundo de la época medieval. Takemichi iba a inspeccionar más a fondo los alrededores cuando un grito lo tomó por sorpresa.

─ ¡TÚ! ¡DIME QUIÉN ERES Y POR QUÉ ESTÁS AQUÍ! ─, le gritó un hombre de aspecto fuerte y con una cicatriz en la ceja izquierda a una de las personas que estaban en la primera fila. La persona a la que le gritaban sudaba profusamente, estiró aún más la espalda y gritó a todo pulmón:

─ ¡Soy Nakajima Chikara del Clan Nakajima! ¡Vine aquí para servir y proteger a nuestra nación! ─ El chico llamado Chikara logró terminar sus palabras cuando de repente el chico con la cicatriz lo golpeó en las entrañas.

─ ¡CUANDO TE HAGO PREGUNTAS, TIENES QUE GRITAR CLARAMENTE! ¿QUÉ PASA CON ESA TARTAMUDEZ? ¡NO NECESITO POLLOS EN MI DIVISIÓN! ¿ME OYES? ─ Chikara se sujetaba el estómago con la espalda encorvada soportando el dolor, pero aún era capaz de responderle al otro.

─ ¡S-SÍ! ¡LÍDER! ─ Con una expresión de satisfacción, el "líder" fue a interrogar al siguiente. Antes de que Takemichi pudiera procesar por completo lo que estaba sucediendo, de repente tuvo un dolor de cabeza insoportable y su cabeza se llenó de recuerdos a la vez. Cuando finalmente se recuperó, recordó quién era, en otras palabras, su identidad en este mundo. Su nombre seguía siendo Hanagaki Takemichi, actualmente tenía 18 años y provenía de un clan en decadencia en esta nación, la Nación del Norte. Su familia puso todas sus esperanzas en él para que devolviera al clan a su antigua gloria contribuyendo en el ejército, desafortunadamente, no solo apestaba en las artes marciales, su esgrima también era una mierda. Ni siquiera pudo derrotar a una gallina que escapó del gallinero de su clan, así que si se unía al ejército, estaba prácticamente muerto.

Antes de que pudiera siquiera quejarse de su mala suerte, de repente recibió un puñetazo en la cara.

─ TE PREGUNTÉ QUIÉN ERES Y TE ATREVES A QUEDARTE FURIOSO FRENTE A MÍ? ─ El chico de aspecto aterrador parecía tan furioso que todas las personas que estaban a su alrededor dieron un paso atrás. 'Mierda, me perdí en mis pensamientos, ni siquiera me di cuenta de que era mi turno... Estoy tan muerto...' Takemichi se agarró la mejilla que acababa de recibir un puñetazo y comenzó a disculparse rápidamente antes de empeorar las cosas.

─ ¡LO-LO SIENTO MUCHO SEÑOR, NO PASARÁ OTRA VEZ! ─ Takemichi se levantó y se inclinó 90 grados, temblaba tan fuerte que sentía que se iba a desmayar.

─ ¡TE HE HECHO UNA PREGUNTA Y TIENES LA OBLIGACIÓN DE RESPONDERME! ─ le gritó el hombre con impaciencia por lo que Takemichi se presentó rápidamente:

─ ¡Mi nombre es Hanagaki Takemichi! ¡Soy del Clan Hana y estoy aquí para proteger y traer gloria a nuestra nación! ─ Rápidamente levantó la cabeza, cuando el hombre escuchó su respuesta, resopló y escupió directamente en su cara.

─ ¿Tú? ¿Traerás gloria a nuestra nación? ─ El "líder" comenzó a reír a carcajadas: ─ ¡Es el chiste más gracioso que he escuchado en los últimos tres años! Lo más útil que puedes hacer es convertirte en el hazmerreír de todos ─.

Takemichi estaba tan frustrado pero no podía hacer nada, si se atrevía a tomar represalias, definitivamente sería expulsado del ejército, o peor, sería ejecutado por ir en contra de su superior. Recordó la identidad del hombre que tenía delante, su nombre era Masataka Kiyomizu, que también se hace llamar Kiyomasa. Por supuesto, no cualquiera podía acercarse a él y llamarlo Kiyomasa si quería vivir un día más. Provenía de un importante clan político, el Clan Masataka, así que entró por la puerta trasera para convertirse en líder de división. Afortunadamente, Kiyomasa decidió perdonarlo e ir por el siguiente. Podía escuchar vagamente a la gente a su alrededor susurrando.