Cinco años después de Amanecer, las cosas parecen ir relativamente bien tanto para la familia Cullen como la manada de los Quileute.
Sin la amenaza constante de Aro y el resto del clan Vulturi, se podía respirar la paz y la calma en el ambiente.
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ALREDEDOR DE VEINTE MINUTOS después de que Seth, Renesmee y Noah llegaran a la casa de los Cullen, Jacob Black y Quil Ateara cruzaron el umbral de la enorme casa blanca. Estaban descalzos, con el torso desnudo y solo llevaban puestos pantalones cortos. La piel de ambos brillaba por el sudor, y sus expresiones reflejaban cansancio y frustración.
El silencio que siguió a su llegada fue espeso, casi sofocante. Renesmee fue la primera en romperlo.
— ¿Lograron encontrarlo? — preguntó con urgencia, su voz llena de esperanza.
Jacob abrió la boca para responder, pero Edward se le adelantó con una frialdad que no dejaba espacio para dudas.
— No.
Las cejas de Jacob se fruncieron, y lanzó al vampiro una mirada cargada de desaprobación por haberlo interrumpido. Aun así, no hizo ningún comentario al respecto.
— Seguimos su rastro hasta el condado de Pierce, casi llegando a Seattle — explicó Jacob, con la mandíbula apretada —, pero se pierde allí. Sam y Leah continúan rastreando el perímetro junto con Brady y Collin. Los demás están agrupados en el bosque, cerca de la escuela, en caso de que el malnacido decida volver.
Emmett resopló, cruzándose de brazos con expresión escéptica.
— Honestamente, Jake, dudo que ese idiota vaya a regresar a la escena del crimen.
Jacob asintió de acuerdo, pero en su rostro se mantenía una sombra de preocupación. Entonces, su mirada vagó por la habitación hasta detenerse en el sofá, donde la figura inmóvil de la chica parecía aún más frágil bajo la tenue iluminación.
— ¿Cómo está? — preguntó, aunque en su interior ya conocía la respuesta.
Carlisle, que hasta hacía unos minutos había estado verificando el estado de la joven, negó con la cabeza con expresión solemne. Jacob sintió su estómago encogerse.
— Se va a transformar, ¿cierto? — inquirió Quil en voz baja. No era particularmente cercano a la chica, pero la idea lo llenaba de una tristeza profunda, especialmente por lo que significaba para Seth.