Comenzaba a anochecer cuando Korra se alistaba para volver de su paseo en compañía de su mejor amiga Naga, su perro-oso polar.
Era la época en que los cardúmenes de atún-espada pasaban cerca del Polo Sur. Aquellos peces eran de los favoritos de Naga, por lo cual Korra decidió ir a conseguir algunos después de su entrenamiento, pese al ofrecimiento de los maestros del Loto Blanco en comprar dichos peces, a lo que Korra se negó argumentando que Naga prefería comerlos frescos, y atraparlos ella misma.
Para su infortunio el sitio al que habían ido se encontraba abarrotado de pescadores que también codiciaban a los suculentos peces, a esto se suma el hecho de que todos los presentes se molestaban o asustaban con la presencia de Naga.
Para evitar problemas Korra decidió ir a otro sitio en donde podría conseguir algunos peces. Ahí pasaría el resto de la tarde intentado localizar algún pez que se hubiese desviado o tomara un atajo hacia su destino en aguas más cálidas.
Luego de varias horas esperando sentada cerca del agujero que abrió usando su agua control, mientras Naga olisqueaba y caminaba por encima del hielo, también en busca de algún pez, Korra terminaría por desesperarse y elegir volver a casa con las manos vacías.
Repentinamente unas misteriosas luces comenzaron a vislumbrarse en medio del cielo nocturno. Estas se movían en espiral como trazos luminiscentes de tinta, hasta que formaron una especie de remolino de luces de diversos colores que en breve disparó de su centro algo similar a un cometa que parecía dirigirse hacia la montaña más cercana.
Korra miró preocupada al misterioso proyectil, temiendo que este impactara contra la montaña y causara una avalancha. Para su suerte y de los poblados cercanos esto no sucedió y el extraño objeto pasó por encima de la montaña y siguió de largo.
Aunque a Korra le pareció que de todas formas lo que salió de aquel remolino de luz, que para ese instante se terminaba de desvanecer, se estrellaría en las cercanías de la zona.
Siguiendo de vista la trayectoria del misterioso objeto, Korra dedujo donde caería y la curiosidad por ver que era comenzó a invadirla. Recordó las historias de su maestra Katara y de sus aventuras con su predecesor el Avatar Aang.
Principalmente recordó la historia de cómo Sokka, antiguo jefe de su tribu y hermano de Katara, obtuvo una grandiosa espada hecha con el metal extraído de un meteorito que se estrelló cerca de donde ellos acampaban en su viaje previo a la invasión de la Nación del Fuego.
Korra comenzó a fantasear con tener un arma igual de genial que la espada del jefe Sokka. Había oído que aquella arma era como ninguna y que podía atravesar incluso el acero como si fuese nieve, aunque también recordó que Katara le contó que esa última parte debían ser exageraciones que la gente le creyó a su hermano.
Aun así, la idea de conseguir un arma similar fue suficiente para motivar a la joven Avatar de llamar a Naga para dirigirse a lomos de esta al sitio donde el misterioso objeto debió de impactarse.
El lugar era un extenso campo de tierra apenas cubierto por una capa de nieve, en el cual Korra no tardaría en localizar la zona de impacto. Frente a ella se encontraba un profundo y amplio cráter de tierra quemada. Tan grande como un pequeño lago y probablemente igual de profundo. La tierra alrededor del hoyo parecía ceniza, la nieve se había evaporado por completo, dando un aspecto seco y casi desértico a aquel pedazo de tierra hundida.
Desde la orilla Korra alcanzó a vislumbrar algo enterrado en el centro del cráter. Algo amarillo con azul que resaltaba entre el negro de las cenizas. Usando su tierra control, Korra hizo emerger un camino de tierra por donde Naga pudiese bajar hacia lo profundo el hoyo.
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Avatar X Invincible: MARKORRA
AdventureMark Grayson, el héroe conocido como Invencible, cae en un extraño mundo similar a los años 30s del suyo, con la diferencia que sus habitantes pueden controlar los elementos. Aquí conocerá al Avatar Korra, una joven destinada controlar los 4 element...