Capítulo 3: Irracional

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Necesito que agendes una reunión con la señorita Lishia para mañana y que la comida con los japoneses la pases para hoy - le indicaba Riley a Val mientras viajaban en su auto de regreso a su departamento, aquella mañana de lunes, luego de volver de su escapada de fin de semana.

Sí - asintió la pelinegra, tomando nota. ¿Algo más?

Quiero cambiar de número celular.

Val levantó la mirada de su tablet.

¿Sigue llamándote?

Riley asintió.

- Y lo peor es que, al parecer, ya fue a hablar con mi madre, porque ella tampoco deja de llamar. ¿Podrías encargarte de eso?

- Claro. Te conseguiré otro celular - Val estaba anotando todo en su agenda cuando sintió el fuerte frenar. Tuvo que sostenerse del tablero para no chocar contra él.

¿Qué demonios...? Se había detenido a una cuadra del edificio de Riley y parecía sorprendida y muy enojada.

- ¿Qué sucede? - preguntó Val al ver al equipo de seguridad de la familia Andersen, aguardando afuera del edificio.

- No lo sé. Pero estoy segura de que no es nada bueno - respondió la ojiazul, apretando el volante.

En cuanto las dos jóvenes bajaron de la camioneta, un par de guardaespaldas las rodearon.

- Señorita Andersen. Necesito que nos acompañen, por favor.

- ¿A dónde? - cuestionó Riley con recelo.

- Por favor - fue lo único que dijo el hombre, señalándoles el camino que debían seguir.

- Yo las llevaré, Siguerio - Isaac, el hermano mayor de Riley, apareció en la entrada del edificio con una gran sonrisa. - Vamos, Riley. - Riley caminó hacia él. - También tú, Val.

La pareja caminó en silencio hasta el elevador, seguidas por Isaac.

Val estaba muy confundida y quizá un poco asustada.

Isaac suspiró cuando las puertas se cerraron.

- Miren el lío que han armado ustedes dos.

- ¿Lío? - repitió Val.

- ¿Qué está sucediendo, Isaac? - preguntó Riley.

- Bueno, eso es lo que yo quiero saber. ¿Qué está sucediendo entre ustedes? Val y Riley se miraron confundidas. ¿Alguna de ustedes puede explicar cómo es eso de que se van a casar?

¡¿Qué?! - gritaron al unísono.

Isaac solo sonrió, divertido, al ver sus expresiones llenas de pánico y confusión.

¿Cómo lo...?

- ¿Cómo lo supe? - la sonrisa no desaparecía de los labios de Isaac mientras el elevador seguía avanzando al penthouse del edificio, del que, por cierto, los padres de Riley eran dueños. El mayor de los Andersen tomó su teléfono celular y se lo entregó a Val. "Miren. Están por todo internet."

Riley se acercó a Val para ver el video de cómo le pedía que se casara con ella en Verona.

¡¿Qué es esto?! - gritó Riley, tomando el celular entre sus manos.

Alguien las grabó y lo subió a internet - les dijo Isaac - es un genio porque tomó el ángulo perfecto.

¿Quién más ha visto esto?

preguntó Val, sintiendo un nudo formarse en su estómago.

-Todos -dijo Isaac justo cuando las puertas del elevador se abrieron en el departamento de Riley.

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