[TERMINADA]
El corazón de Jungkook cruje, mientras le pitan los oídos cuando descubre la verdad. Le han mentido todo este tiempo.
Duele saber la verdad.
Duele quedar como un idiota.
🏆 Ganadora en la mención especial de los #purpuleastronaut2024
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CAPÍTULO 12
Jungkook
El calor que sentía me hizo despertar, un rayo de sol se colaba por la ventana y me pegaba directamente en la cara lo cual era molesto. Había alguien abrazándome, y al abrir los ojos la luz provocó que me palpitara la cabeza al instante.
Me tapé con mis manos un poco la cara para poder situarme porque no sabía nada de mi. Miré debajo de las sábanas y noté que estaba desnudo, también la persona que estaba a mi lado.
¿Con quien diablos terminé acostándome anoche?
Giré mi cabeza al costado donde estaba quien me abrazaba y enmudecí. Ahí estaba, respiraba con tranquilidad, su pecho subía y bajaba lentamente, con una expresión relajada, completamente serenas. Sus mejillas rosando casi sus pómulos, los castaños pelos revueltos.
Kim Taehyun.
Jadeé ante la sorpresa.
¿Es enserio Jungkook?
¿Que no habían suficientes personas anoche?
¡Maldita sea!
Y entonces lo recordé, a medias pero lo hice.
Besos.
Lamidas.
Gemidos.
Toqueteos.
Más besos.
Más gemidos.
Dios, esto no podía estar sucediendo. Con él no.
Quité su brazo de mi abdomen de mala gana y él gruñó por ser despertado tan abruptamente. Se talló los ojos y me miró.
Tuvo la misma reacción, primero me miró, abrió los ojos, pasó la vista por la habitación y después volvió a mi.
— ¿Qué.. —se sentó en la cama dejando expuesta su espalda y el indicio de su trasero, ignoré los deseos que me perturbaban y cambié la vista por la incómoda situación, aunque el no me mirara— Carajo, mi cabeza. —se quejó tocándose la frente.
Me levanté de la cama dispuesto a irme de allí en cuanto fuera posible. con la sábana envuelta en mi cadera busqué mis prendas y comencé por ponerme el bóxer, después el cargo que traía la noche anterior y así hasta quedar completamente vestido de la cintura para abajo.
— ¿Qué hemos hecho? —preguntó.
— Follar. —respondí con obviedad mientras buscaba mi camiseta.
— Eso está más que claro, idiota.
Solté un resoplido y lo miré mal.
— ¿Entonces para qué haces preguntas estupidas? Ve a ver quien es el verdadero idiota —, bramé mientras sacudía la camisa encontrada para ponérmela.