Capítulo 1: El Despertar de Lena

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El sol apenas se asomaba por el horizonte, tiñendo el cielo de un suave tono anaranjado. Los primeros rayos de luz se filtraban por las cortinas de la habitación de Lena Blackwood, iluminando suavemente su rostro mientras ella comenzaba a despertarse.

Lena bostezó y se desperezó en la cama, extendiendo sus brazos y disfrutando de la perezosa calidez del amanecer. Estiró la mano hacia el lado de la cama, esperando encontrar la reconfortante presencia de Elian, su novio, como cada mañana. Sin embargo, su mano solo encontró el frío y vacío espacio de las sábanas desordenadas.

Frunciendo el ceño, Lena se incorporó y miró a su alrededor. La habitación estaba exactamente igual que la noche anterior: la pila de libros en el escritorio, las fotos de ambos enmarcadas en la pared, y el reloj antiguo en la mesita de noche, un regalo de Elian. Todo estaba en su lugar, excepto él.

—Elian? —llamó Lena con voz adormilada, esperando escuchar el sonido de su voz desde el baño o la cocina.

No hubo respuesta.

Lena se levantó, sintiendo una punzada de preocupación en el estómago. Salió del dormitorio y recorrió el pasillo hasta la cocina, donde solían desayunar juntos. Todo estaba en silencio. Ni rastro de él.

—Elian, ¿dónde estás? —insistió, ahora con un tono más ansioso.

Revisó cada habitación del pequeño apartamento, pero no había señales de él. Con cada minuto que pasaba, la preocupación de Lena se intensificaba. Tomó su teléfono y marcó el número de Elian, pero la llamada fue directamente al buzón de voz. Intentó recordar la última vez que lo vio, la noche anterior, mientras cenaban y reían juntos. Todo había sido normal, sin indicios de que algo anduviera mal.

Decidida a no dejarse llevar por el pánico, Lena se vistió rápidamente y salió del apartamento. Caminó hacia la cafetería donde solían encontrarse cuando él trabajaba hasta tarde. Era su lugar favorito, y Lena esperaba encontrarlo allí, quizás inmerso en uno de sus libros favoritos.

Al llegar, Lena empujó la puerta de la cafetería, sintiendo el aroma familiar de café recién hecho. Sus ojos recorrieron rápidamente el lugar, pero no había señales de Elian. El barista, un hombre de mediana edad con una sonrisa amigable, la saludó.

—Hola, Lena. ¿Todo bien?

—Hola, Tom. Estoy buscando a Elian. ¿Lo has visto hoy?

Tom negó con la cabeza, frunciendo el ceño.

—No, no lo he visto. ¿Está todo bien?

—Sí, sí, solo… no puedo encontrarlo. Pensé que podría estar aquí.

Tom asintió con comprensión.

—Espero que lo encuentres pronto. Si lo veo, te aviso.

Lena salió de la cafetería, sintiéndose más perdida que antes. Regresó al apartamento y se sentó en el sofá, mirando el reloj antiguo en la mesita de noche. Era un reloj peculiar, con símbolos extraños grabados en su superficie, símbolos que Lena nunca había podido descifrar. De repente, algo en el reloj captó su atención. Una de las manecillas, la del segundero, estaba moviéndose de manera errática, como si intentara señalar algo.
Intrigada, Lena tomó el reloj y lo examinó más de cerca. Mientras lo giraba en sus manos, notó que uno de los símbolos brillaba ligeramente, casi imperceptiblemente. Era como si el reloj intentara comunicarse con ella. Pero eso era absurdo, ¿no?

De pronto, una ráfaga de recuerdos inundó su mente. Recordó la primera vez que Elian le mostró el reloj, contándole una historia sobre cómo lo encontró en una tienda de antigüedades. Recordó su expresión seria y misteriosa mientras hablaba de él, como si el reloj tuviera algún significado especial.

Desesperada por cualquier pista, Lena decidió investigar más sobre el reloj. Tomó su laptop y comenzó a buscar información sobre los símbolos. Pasaron horas mientras navegaba por páginas de internet y foros de antigüedades, pero no encontraba nada relevante. Hasta que, finalmente, una imagen en una página web captó su atención. Era un símbolo idéntico al del reloj, descrito como un antiguo glifo usado en rituales de una cultura casi olvidada.

Lena sintió un escalofrío recorrer su espalda. ¿Podría este reloj ser más que una simple antigüedad? ¿Y qué tenía que ver con la desaparición de Elian?

Decidida a llegar al fondo del misterio, Lena recordó a su amiga Emily, una arqueóloga aficionada con un gran conocimiento sobre simbología antigua. Sin perder tiempo, tomó su teléfono y le marcó.

—Emily, necesito tu ayuda con algo urgente —dijo Lena tan pronto como su amiga respondió.

—Claro, Lena. ¿Qué pasa?

—Es sobre un reloj antiguo que tiene unos símbolos extraños. Creo que podrían estar relacionados con la desaparición de Elian.
Hubo un breve silencio antes de que Emily respondiera.

—Tráelo a mi casa esta tarde. Tengo algunos libros que podrían ayudarnos.

Lena sintió una chispa de esperanza. Si alguien podía ayudarla a descifrar los símbolos, esa era Emily.

Esa tarde, Lena llegó a la casa de Emily con el reloj en la mano. Emily la recibió con una sonrisa preocupada.

—Parece que has tenido un día difícil —dijo Emily mientras Lena entraba.

—No tienes idea —respondió Lena, entregándole el reloj.

Emily lo examinó detenidamente, frunciendo el ceño mientras sus ojos recorrían los símbolos.

—Este es un artefacto muy antiguo. Algunos de estos símbolos son de la cultura Aether, una civilización perdida que, según las leyendas, tenía conexiones con mundos paralelos.
Lena sintió que su corazón latía con fuerza.

—¿Mundos paralelos? ¿Crees que Elian podría haber…?

Emily levantó la vista y asintió lentamente.

—Es posible. Pero necesitamos más información. Voy a consultar algunos de mis libros y colegas. Mientras tanto, te sugiero que sigas buscando cualquier otra pista.
Lena asintió, agradecida por la ayuda de Emily. Mientras salía de la casa de su amiga, se sentía más determinada que nunca a encontrar a Elian. No importaba cuántos obstáculos encontrara en su camino, no se rendiría hasta tenerlo de vuelta.

De vuelta en su apartamento, Lena se sentó en su escritorio y volvió a mirar el reloj. Sentía que había dado el primer paso en un largo y misterioso viaje. Sin embargo, su determinación solo se fortaleció. Con una última mirada al reloj, Lena se prometió a sí misma que descubriría la verdad, sin importar lo que costara.

Mientras la noche caía, Lena se preparó para lo que sabía sería una búsqueda ardua y llena de desafíos. Cerró los ojos, sintiendo una mezcla de miedo y esperanza. Porque en lo más profundo de su ser, sabía que Elian estaba en algún lugar, esperándola.

Y no descansaría hasta encontrarlo.

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Nota de la autora: Hola? Como están? 🤗
Esta es la primera historia de mi autoria que publico.
Ojalá les guste, hasta la próxima!

EL VELO DE NEFARIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora