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La vida da muchas vueltas, cuando Dooshik se encontró en un gran aprieto después de escaparse con las ganancias del bar gay donde trabajaba, busco refugio un pequeño pueblo costero donde necesitaba una forma dese...
El Señor Kim sentía que iba a vomitarse en cualquier momento, por lo general era un hombre de fuerte estomago curtido por sus años en el ejercito sirviendo a su país con todo el honor que significada ejercer esa labor, pero nada lo visto en la guerra lo hubiera preparado para ver una escena tan grotesca.
—¡Oye, acércate un poco más a Piggy! —grito el más joven con una sonrisa amplia en las manos mientras sostenía su teléfono en lo más alto para no dejar de grabar—
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Cuando acepto la propuesta de este niño degenerado para hacer hablar a los matones jamás espero que este fuera su método, hacerles bajarse los pantalones y masturbarse para meterse sus penes por sus culos como un tren de la humillación, aunque muy en el fondo encontraba cierta satisfacción eran más las náuseas.
—Argh, vaya trio de maricones —murmuro el Señor Kim con una mueca de asco—
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—¡Eso es, empuja más tu cintura! —grito Dooshik dando indicaciones con su mano libre como si fuera un director de película porno—Okay~ Después de contar hasta tres, ustedes mirarán a la cámara y dirán queso~ ¿Bien?
—Mocoso, deja eso para después —dijo el anciano poniendo una mano sobre el hombro del más joven para desviar su atención de su entretenimiento—Aun tienen que decirnos todo lo que saben
—¡Y-ya les dijimos...todo lo que sabiamos! —grito uno de los sujetos con la cara reventada y sin dejar de llorar—
—¡E-es cierto! ¿Qué más quieren saber? —grito el otro desesperado—
—La verdad, porque tardan mucho en responder nuestras preguntas —dijo el Señor Kim dando un par de pasos más al frente con el rostro sombrío—Y como parece que lo que les está haciendo hacer este degenerado no es suficiente para hacerlos hablar de verdad creo que tendré que dejarlos hacerles cosas peores
—¿¡Qu-que puede ser peor que esto!? —grito el líder de ellos molesto y con varios dientes faltantes—
—Oh créanme, esto se puede volver mucho peor~ —aseguro Dooshik con una sonrisa malévola en la cara poniéndose al lado del anciano sin dejar de grabar en ningún momento antes de que su rostro se pusiera serio—¿Es que acaso son sordos hijos de puta? Dijimos que queremos saber TODO de ese niñato y no han sido capaces de decirnos nada
