Un Secreto

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Eran cerca de las doce de la tarde y estaba solo en casa, mi hermano había salido a estudiar desde la mañana, aún me sorprendía la fuerza de voluntad de Checo para salir después de una larga noche de fiesta. Mi estomagó gruño de hambre, haciendo cuentas había pasado más de 10 sin comer nada; me levanto directo a la cocina a buscar algún cereal o fruta, cualquier cosa, apenas tuve la deliciosa manzana entre mis manos y cerca de mi boca recibí una llamada.

— ¿Qué quieres? —Hable con molestia

— ¡Carlos! Olvide mi ensayo, de verdad, necesito que lo traigas —Me hablo nervioso

Rodee los ojos, no quería salir a ese sol picante, no estaba bañado y menos desayunado.

— ¿Qué es esto Checo? Pensé que eras un chico responsable —Me burlé dándole el mordisco al fruto

— Deja de molestar Sainz, tráeme el ensayo, está en el cajón de mi escritorio —Su tono era tosco, creo que de verdad ese ensayo de quien sabe que era importante

— ¿Qué me darás a cambio?

— ¡Maldito! ¿no le puedes hacer un favor a tu hermano? —Escuche como ahogaba su voz para que no lo notaran en clase

— Te escucho —Insistí

— Bueno ya... Lavo la loza una semana ¿Te parece? Ahora tráemelo —Me reí al escuchar esa voz molesta y ahogada a la vez, parecía que apenas me viera me daría un golpe

— Bien, dame 10 —Hable con risilla

— No te atrevas a espiar Sainz, te lo advierto

Y con esa última advertencia corté la llamada, ni le respondí, no me interesaba nada de él. Fui hacia su habitación para buscar directamente el ensayo, sabía a qué cajón se refería, me senté en la silla de ruedas y busqué entre todo el reguero de hojas. Cuando vi la carpeta me asegure que la fecha de entrega fuera la correcta y cuando supe que si era me di cuenta de un libro argollado bien escondido, me pico la curiosidad y lo revise.

Era su diario, no sabía que tuviera uno.

— Pequeño Checo... que descuidado —Me reí

Cuando comencé a leer me di cuenta de muchas cosas. Casi siempre hablaba de su día, su queja hacía los maestros, sus malos deseos a los compañeros, las salidas... desafortunadamente leí como tuvo su primera vez... también lo que pensaba de mí y un secretito muy bien guardado. A mi hermano le gustaba mi amigo.

Max es un buen amigo, era gracioso, extrovertido, atrevido, irresponsable –hasta cierto punto-, callejero y fiestero, pero cuando se trataba de la universidad era muy bueno, ocupaba los primeros puestos, era independiente, pero trabaja bien en quipo, aunque algunas veces no tanto. De igual forma era admirado, sorprendía que esa forma relajada fuera la caja de Pandora de un cerebro de Einstein.

Leía saltando líneas y no podía evitar reír, cuando me di cuenta de la hora me levante de un salto y fue corriendo a la habitación para ponerme algo de ropa más decente, no sería bonito llegar oliendo a trago y el cuerpo a tufo. Cuando me sentí más presentable, pero no menos enfermo, salí con dirección a la universidad. Era cerca, afortunadamente Checo había entrado a la misma que yo así que fue fácil conseguir un departamento lo suficientemente espacioso para los dos.

Un poco antes de llegar le escribí "Estoy cerca" el respondió rápido diciendo que se tardaría un poco... "Estoy con Greni, este cabrón no me deja salir" Algo así me dijo y yo solo gire los ojos, ese hombre era conocido por realmente ser un cabrón mala caroso que jode por puro gusto.

Espere en la zona verde mientras veía el celular, mientras me hundía en las fotos borracho que tome escuche a lo lejos.

— ¡SAINZ! —Era Max, el chico del diario

Un Cupido para Mi Amigo *Chestappen*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora