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La campana sonó, marcando el final del día escolar, pero la pesadez de lo que había sucedido en el parque aún seguía rondando en la cabeza de Odessa. A pesar de sus intentos de ignorar lo ocurrido, las palabras de Valeria seguían resonando en su mente. Sabía que Valeria, con su actitud arrogante, no había terminado. Esa chica estaba dispuesta a hacerle la vida imposible, no solo porque era la ex de Jake, sino porque sentía que Odessa le estaba quitando algo que le pertenecía: la atención de Jake Sinclair. Pero lo peor no era eso. Lo peor era que Odessa no podía negar que había algo en Jake, algo peligroso y misterioso que la atraía.

Por otro lado, Jake no dejaba de rondar su mente. No era solo su cuerpo, su forma de moverse, la forma en que siempre parecía seguro de sí mismo. No era solo su apariencia de chico malo. Había algo más. Algo que la hacía sentir una mezcla de miedo y deseo. Y esa conexión no la podía ignorar.

Cuando Odessa llegó a su casa esa tarde, la puerta estaba cerrada, lo que significaba que su madre aún estaba fuera. No era extraño. A veces su madre desaparecía durante días, especialmente desde que su padre había ingresado en rehabilitación. Odessa había aprendido a lidiar con su ausencia, aunque a veces sentía que estaba vacía por dentro. No podía hablar con ella sobre lo que sentía, no cuando su madre parecía estar atrapada en sus propios demonios. Y mucho menos ahora que su padre estaba en proceso de rehabilitación. Las visitas en el centro se hacían cada vez más frecuentes, y la tensión en casa se volvía insoportable.

Odessa dejó su mochila en el suelo y se dejó caer sobre la cama. Pero en lugar de descansar, sacó su celular y comenzó a ver las notificaciones. Entre ellas, un mensaje de Nico.

Nico: "Odessa, ¿te has dado cuenta de lo que está pasando con Jake? La tensión es brutal. Me da miedo que acabes atrapada en su juego."

Odessa (respondiendo rápidamente): "No te preocupes por mí. Puedo manejarlo."

Nico: (mirando a Odessa, preocupado) —Oye, ¿de verdad crees que Jake es el tipo de chico con el que puedes jugar?

Odessa: (mira el atardecer, pensativa) —No estoy jugando. Sólo... no puedo dejar que se acerque demasiado.

Nico: (sonríe de manera bromista) —Te lo digo por tu bien, Od. Ese chico no sabe lo que es un límite. Pero ¿y tú? ¿Sabes hasta dónde llegarías con él?

Odessa: (con una mirada desafiante) —No lo sé. Pero lo descubriré.

Nico: (burlón) —Lo que sea. Pero si te metes en problemas, no esperes que te salve. No soy tu héroe.

Odessa: (sonríe de manera juguetona) —No me hace falta un héroe. Ya soy suficientemente fuerte.

Nico: —Irás a la fiesta en el parque todos estarán hasta Jake.

Odessa:—No se quizás vaya sabes que no me gustan las fiestas.
Nico:—Odessa, aveces pienso que eres un alíen

El sol se estaba poniendo, tiñendo el cielo de tonos naranja y rosa, cuando Odessa salió de su casa. Su madre había quedado en la cocina, con una copa de vino en la mano, ajena a su partida. Odessa respiró profundo y, sin mirar atrás, cerró la puerta con suavidad. Sabía que no tenía que estar allí, que preferiría pasar la noche en su habitación, leyendo. Pero Nico la había convencido. Una última vez. "Solo ven un rato. No pasa nada, Od."

Al llegar al parque, la música retumbaba a lo lejos. El lugar estaba abarrotado, chicos y chicas se movían al ritmo de las canciones populares. El grupo de Nico estaba disperso entre el gentío, rodeado de miradas curiosas y sonrisas burlonas, como si el parque fuera un terreno donde todos competían por ser los más observados.

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⏰ Última actualización: 6 days ago ⏰

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