¿Acaso estás borracho? Preguntó el felino mientras mirada a uno de los más poderosos overlords con las orejas bajas por los efectos del alcohol, y... ¿Algunas lágrimas en sus ojos?
Guardó silencio, lo estaba analizando, mientras el cervatillo solamente pasaba su dedo por la copa rota, sabía que en algún momento uno de los cristales se introduciría en su pálida piel y la mesa se adornara de un hermoso carmesí. Sus orejas temblaron, se encorvo un poco, no esperaba ser consolado, de seguro tendría su mente ocupado con ese lindo pecador de linda sonrisa... Rio un poco, sabía que seguía ahí parado sin decir nada.
Mientras el otro se preguntaba ¿Quién ha logrado pasar ese muro de hielo para hacerlo llorar? Su corazón empezó a doler, todo ese tiempo, y alguien más lo a cautivado, ese locutor ahora tenía ojos para alguien más. Estaba celoso, por que no podía ser el. En verdad quería hacerlo e inclusive ahora solo quería sostenerlo entre sus brazos y acunarlo, limpiarle aquellas gotas de agua de sus mejillas y besar esos hermosos ojos que lo cautivaron, y tal vez, solo tal vez, el contrario le mostraría esa sonrisa sincera que tanto añora desde que se conocieron en vida, la conocía, claro, pero ninguna de ellas fue dirigida para el.
...
De alguna forma el hotel para redimirse tuvo sus frutos, mucho más junto al apoyo de los más poderosos overlords del pentagrama. Esos mismo era el Demonio de la Radio y el Demonio de las Apuestas, ambos con sus trucos bajo la manga, que de alguna forma se llevaban bien, no comprendía cómo pero lo hacían.
Ambos juntos, apareciendo frente a la puerta de la hija de Lucifer en cuanto habló de su idea para que esas almas en desgracia se fueran al cielo, ellos claramente no querían ir, pero les encantaba la idea de ver como la menor tenía esperanza para caer luego de su fracaso, pero con el paso del tiempo terminaron teniendo un cierto cariño con la misma, teniendo el mismo resentimiento por el ángel caído por la razón de dejar a su hija en abandono por la desaparición de la reina; aunque todo el infierno ya sabía que lo había dejado, largandose con quien sabe que demonio.
Pero no era de extrañar, ella fue la primera en pecar y nadie lo puede negar ni el propio rey. Pero es mejor dejarlo de lado.
Al, Husk, ¿Ustedes son pareja? Preguntó una de las tantas ocasiones en las que se reunía para charlar sobre el hotel. El felino rompió el vaso de whisky que tenía en mano por la sorpresa, al igual que el ciervo mancho con tinta uno de sus escritos. Ambos gruñeron en sincronía, al parecer tenía más cosas en común de los que pensaban.
Charlie los miro a ambos desconcertada ¿Acaso eso era un sí?
El demonio arácnido también lo miró, dejando su celular de lado para acercarse al felino y enrollar sus brazos en su cuello.
-Ay querida, cómo crees que Don sonrisas va a ser pareja de el. Yo sería mejor candidato ¿No crees? -Hablo sonriendo y acercando su rostro al overlord, que solo mantenía su cara seria, un poco molesta, para ver de reojo al cervatillo y mostrar un breve sonrisa-.
Ya se puso celoso. Pensó, sacandose los brazos del contrario de sus hombros y yéndose al bar para servirse otro trago.
-Prefiero que no vuelvas a preguntar del tema mi estimada, pero... -hizo una pausa, lo cual capto la atención de la estrella porno, mientras el se dirigía a su persona- ¿De verdad crees ser mejor? Creeme he visto en todos estos años los tipos de gusto de Husker y en verdad te digo que no te asemejas ni un poco a ninguno de esos demonios. -Hablo riendo un poco mientras la pequeña cíclope limpiaba las manchas de la mesa-.
Y eso que te estoy comparando con lo mínimo, "querido". Susurro en su oído, dándole un beso en la frente a Charlie y retirándose a quien sabe donde. Luego pensaría en ello, pero le encantaba ver esa cara de perdedor que tenía justo en esos momentos. Aunque era verdad, tanto tiempo de convivencia con ese demonio de las Apuesta y el... Tampoco llegaba a estar ni un poco cerca de las preferencias del mismo.
-¿No es de mi gusto Angel? -interrogó el felino que lo esperaba detrás de la puerta, era un gato, era obvio que tenía el carácter de un curioso, si así se le podía llamar a ese chismoso-.
-¿Acaso lo es? -contestó, logrando que el mayor lo siguiera- Si es así diría que tus gustos cada vez van empeorando.
-Entonces creo que empeoraron -afirmó acercándose cada vez más al locutor que solo mantenía esa misma sonrisa en sus labios- pero lo peor se vuelve atrayente ¿No lo crees? -pronunció acercando su rostro al demonio sonriente-.
-Lo creo querido -respondió, acercando su rostro de la misma forma- solo espero que eso sea de calidad, nadie quiere algo que no va en serio y menos si ya lo tienes claro. Te deseo suerte mi querido amigo, siempre lograste conquistar a todo pecador que se te cruzara.
-No lo niego -sonrió gustoso, mostrando aquel diente de oro que tenía-.
Ambos rieron gustosos para luego separarse, si que necesitaban un trago porque aunque se mostraban confiados, por dentro se estaban muriendo de nervios, no solo por aquella cercanía. Si no porque justo en solo un segundo ambos tenían la idea de que su corazón pertenecía a otro y ese otro no era ninguno de ellos.
Que fastidio puede ser amar al que está al frente tuyo y no poder acorralarlo y reclamarlo como tuyo.