JisunghabíaadoptadounhíbridogatollamadoMinho, y desde el momento que este piso su casa se dio cuenta que era bastante curioso...
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La vida de Han era bastante aburrida, a sus 23 años de edad lo único que hacía era trabajar desde su casa, comer a domicilio, y ver una que otra serie antes de quedarse dormido con el control en la mano y un hilo de saliva cayendo de su barbilla.
Pero todo eso cambió desde el momento que un pequeño gato de rayas invadió su casa como si fuera dueña de esta, haciendo desastre. Tiraba sus cosas, rasguñaba sus cortinas y hurgaba en su alacena en busca de comida, todo en un estado de desespero.
Aún recuerda el amargo momento en que llamó a sus amigos alarmado ya que no sabía qué hacer con el pequeño animal que interrumpió en su casa, recordando las estruendosas risas de estos burlándose totalmente de su situación. Pero después de todo le sugirieron en atrapar al felino y sacarlo de su casa a la fuerza, pero ese plan falló totalmente en el momento que el pequeño gatito lanzó un zarpazo con sus garras directamente en las manos y brazos de Jisung, mientras gruñía y se erizaba por completo en estado de alerta.
Y lo comprendía, después de todo un extraño lo quería agarrar en brazos como si fueran conocidos de toda la vida, así que obviamente no le dejaría la tarea fácil.
Así pasaron los días, Jisung teniendo que convivir con el pequeño gatito que siempre permanecía hecho bolita en una esquina de su cocina, esto ablandando el corazón del joven. Con cautela se acercó al felino, en su mano permaneciendo un poco de alimento para este, dispuesto a dárselo y así evitar que muriera de hambre. Pero para su mala suerte, el pequeño tenía muy buena audición y a pesar que estuviera a dos metros lejos de él, aun así escuchó sus pasos que le alertaron por completo.
-Tranquilo...no te haré nada -susurró, sus ojos permaneciendo en las pupilas dilatadas del animal- solo traje comida...
Con cuidado se arrodilló para asi dejar la comida en el suelo, el gatito sin prestarle atención ya que estaba muy concentrado en que aquel tonto no se le acercara un centímetro más.
-Ya está, puedes comer.
Y tan pronto soltó esas palabras el pequeño gatito se acercó lentamente al plato de comida, lo olfateó verificando que fuera algo comestible y así empezó a devorar con gusto aquel alimento especial para él. Han hipnotizado por los delicados movimientos de aquel felino al comer, acercó su mano que aún estaba cubierta por distintas curitas debido a los rasguños, y trató de acariciar la cabecita del otro. Obviamente el gato se exaltó y le gruñó tan solo sintió aquel sutil toque sobre su cabeza, pero al ver que el castaño no tenía malas intenciones inclinó levemente su cabeza ante la palma contraria, ronroneando inevitablemente al sentir aquellas caricias delicadas.
-Ves, no era tan malo después de todo -sonrió- quiero ponerte un nombre, uhm... -murmuró pensativo- ¿qué tal Minho? -sugirió, el gatito maullando en señal que le gustaba el nombre impuesto- muy bien, espero llevarnos bien, Minmin.
