Han y Minho a pesar de ya llevar mucho tiempo juntos, el pequeño híbrido seguía siendo muy inquieto; por lo que Han debía tomar medidas qué no le agradarían mucho a Minho.
¿O tal vez si?...
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Minho y Han ya llevaban un tiempo siendo pareja, se comportaban empalagosos y compartían la mayoría del tiempo juntos, cuando el menor no tenía tanto trabajo, obviamente. Pero a pesar de que esto fuera así, el pequeño híbrido seguía siendo bastante inquieto.
La vida cotidiana de Jisung no había cambiado mucho, se la pasaba regañando al híbrido por rasgar sus muebles, romper sus pertenencias e incluso interrumpirlo cuando estaba bastante ocupado.
-Min, salte de ahí por favor... -suplicó con la voz agitada debido al pequeño híbrido que estaba bajo el escritorio de su trabajo-. N-Necesito trabajar, por favor.
-Pero yo quiero que estés conmigo, Ji... -ronroneo juguetón, dando lametones descuidados por todo el pene erecto del menor- vamos Ji, hagámoslo por favor... -ahora el suplicó con sus grandes ojitos gatunos, agitando sus orejas y cola en espera.
Después de eso fue otra historia, ya que al final Jisung terminó por sacar a Minho debajo del escritorio para subirlo arriba de este y cumplir con lo que quería este último.
Pero eso no podía seguir así, a pesar de que él entendiera que Minho se comportaba de aquella forma por ser un híbrido gato. No podía soportar más su comportamiento arrogante, egoísta e imperial, demandando atención cuando él quiere e importándole poco el daño que provoque.
Necesitaba ponerle límites, un alto, y él sabía como hacerlo aunque al híbrido no le fuera a agradar.
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El día pasaba con tranquilidad, Changbin mejor amigo de Jisung había llegado para entregarle un paquete que él mismo le había pedido y en ese momento se encontraban platicando y riendo cómodamente en la sala de estar del menor de ambos.
-Bueno, iré a dejar esto en mi habitación -dijo, y de repente exclamó- ¡Oh! Hola, Min.
Sonrió al saludar al felino, que llegaba caminando con su característica elegancia, sus patitas peludas tocando el suelo con suavidad. Sus orejas estaban orientadas hacia arriba, al igual que su cola. El gatito rayado maulló en respuesta, restregando su cabecita en las piernas del menor con un suave ronroneo.
