Lum logra escapar de sus secuestradores en la Tierra, y es Ataru Moroboshi quien se convierte en su refugio y apoyo mientras intenta sanar de las profundas heridas que dejó su traumática experiencia. ¿Podrá este vínculo inesperado abrirles camino al...
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Flotando a gran altura sobre la atmósfera terrestre, invisible para los ojos humanos, se encontraba una nave espacial de diseño extraño y tecnología avanzada. Era de un tamaño considerable, lo suficiente como para transportar a unas 200 personas en su interior, pero sin alcanzar proporciones colosales. La nave permanecía inmóvil, casi como un depredador al acecho, mientras sus sistemas analizaban minuciosamente el planeta que tenían ante ellos. El comando de observación ofrecía una visión completa y detallada de los continentes, las ciudades, y los patrones de vida en el planeta, revelando a sus tripulantes la naturaleza aún primitiva y desprevenida de la humanidad.
—Al parecer, los humanos no conocen de vida extraterrestre, señor —murmuró uno de los tripulantes, un ser de apariencia humanoide pero inquietante. Su piel azul brillante y sus cuatro ojos le daban un aire extraño, pero lo que realmente impresionaba eran los tentáculos que salían de su espalda, flexibles y extensibles a voluntad—. Son ignorantes en este sentido y completamente vulnerables. Recomiendo que centremos la selección de la "mercancía" en mujeres que se asemejen a las de esta raza. Estas criaturas son frágiles, sin habilidades destacables, lo cual facilitará el manejo. Además, se dividen en países, cada uno con sus propias leyes y líderes. Este sistema disperso podría ser útil para nosotros —agregó, con un tono respetuoso pero ligeramente tembloroso, como si cada palabra estuviera cuidadosamente calculada para no desagradar a su superior—. Aunque su dinero carece de valor para nosotros, sus mujeres son consideradas exóticas y atractivas. Con algunas de ellas, podríamos obtener una ganancia significativa entre nuestros compradores habituales.
El ser azul lanzó una mirada nerviosa hacia su jefe, un hombre alto y corpulento de aspecto imponente quien dejó escapar una sonrisa retorcida, sus colmillos sobresalían ligeramente de sus labios, dándole una apariencia brutal. Su cuerpo estaba cubierto de un denso pelaje, y sus ojos de un amarillo intenso destellaban con una mezcla de astucia y ferocidad. Provenía de una raza conocida como las "Bestias", una civilización feroz y salvaje que había sufrido una devastadora tragedia cuando su planeta fue consumido por un agujero negro, acabando con la mayoría de su especie. Los supervivientes de esta catástrofe habían logrado escapar, y ahora, vagaban por el cosmos en busca de recursos y oportunidades, guiados por su instinto cazador y su brutalidad natural. A pesar de su apariencia primitiva, las Bestias eran temibles, poseían fuerza, velocidad, y agilidad que superaban a muchas otras especies. Sin embargo, esta fuerza física estaba equilibrada por una vulnerabilidad evidente a las armas avanzadas o a habilidades de combate a distancia.
—¿Ya tienes los horarios y ubicaciones precisas donde podríamos iniciar las capturas? —inquirió el líder, su voz profunda y autoritaria llenando el espacio con un peso que aplastaba cualquier rastro de duda en el ambiente.
—Sí, señor, tenemos los puntos y horarios definidos. Solo estamos a la espera de su autorización para comenzar —respondió el alienígena de piel azul, inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto.
