Su pulso estaba increíblemente acelerado, pero no iba a permitir que la viera alterada. Se acercó a la primera fila y allí tomó asiento sobre uno de los pupitres.
—¿Ocurre algo? -preguntó cruzándose de brazos.
Martin se ubicó detrás de su escritorio y buscó en uno de sus cajones, sacó una carpeta, la colocó sobre el escritorio y la abrió dejando a la vista los últimos exámenes de ella. Astrid se puso de pie y se acercó, al ver las notas se sintió tensa.
—Es curioso... He visto que te has dormido en clases alguna veces, pero cuando intervienes eres brillante, sabes qué contestar, dime, Astrid ¿Qué...? -hizo una pausa y suspiró. —¿Qué pasó?
Ella simplemente se encogió de hombros. —Verdaderamente, no sé, en los exámenes simplemente mi mente se pone en blanco y a veces no me queda mucho tiempo para estudiar.
Mientras hablaba miraba el reloj de la pared casi como si tuviera un tic nervioso, jugaba con sus dedos y movía su pie constantemente.
—¿No te queda tiempo para estudiar? Pero, ¿Por qué? -preguntó él tratando de ignorar la manera en la que ella miraba el reloj.
Ella metió las manos en sus bolsillos —Yo tengo mucho que hacer, trabajo, ordenar mi casa, compras...
Martin la detuvo. —Espera, pero, tus padres saben que estudias ¿No?
Entonces todo movimiento en el cuerpo de Astrid se detuvo, ella tomó un profundo respiro y lo miró a los ojos. —Ellos... Mi padre murió cuando era niña y... Mamá enfermó hace año y medio... Y... Uh... Falleció hace seis meses. -dijo finalmente.
Él cerró los ojos por un momento Y suspiró. —Lo lamento, no tenía ni idea.
—No importa, o sea, estoy bien, he logrado establecer una rutina y, aunque a veces olvido cocinar o estudiar algo o hacer alguna tarea, me estoy adaptando.
Entonces él agitó la cabeza negando. —Espera, espera... ¿Tu no comes bien?
El reloj marcó las cuatro y media. —Enserio me tengo que ir. -dicho aquello salió del salón a paso rápido, iba a perder el transporte y llegaría tarde al trabajo.
—E-espera... ¡Espera! -exclamó intentando ir detrás de ella, pero ya se había ido.
—Que chica... -bufó, comenzó a recoger sus cosas de mala gana.
—¡Martin! -exclamó Tommy tocando la puerta. —Estaremos en la sala de música, te esperamos allí.
Él lo miró y sonrió.
Martin y sus amigos, Tommy, Nikolaj y Peter habían comenzado un experimento en el que debían mantener el 0,05% de alcohol en la sangre, esto equivalía a una o dos copas de vino, la teoría decía que esto les hacía un poco mas valientes, mas musicales, más relajados, se inspiraban mas.—Entonces Martin, vi a esa chica Astrid correr fuera de tu salón ¿Le hiciste algo? -preguntó Nikolaj divertido.
Tommy miró a Martin con atención —¿Astrid?, ¿Keller? Buenas piernas, es la mejor en el equipo de voleibol -asintió.
—y además tiene la voz de un ángel -añadió Peter.
Nikolaj solo negó y le dió un trago a su copa.
—Oye, oye, ¿Y el brindis? -cuestionó Tommy.
—Ustedes no están brindando, están alabando a una alumna, yo me adelanto a beber mi dosis de vino -levantó la copa.
Martin veía la escena con diversión.
—¿Y Qué tiene de malo? Siempre hay algún alumno del qué decir algo bueno. -Peter se encogió de hombros.
—Es que esa chica refuta todo lo que digo, ayer terminamos discutiendo y toda la clase se fue en esa discusión, no digo que no sea agradable que un alumno se interese y argumente, pero ella es testaruda.
Martin estaba en silencio en todo momento apreciando el intercambio, entonces Tommy lo miró y le dio una palmada en el hombro. —Vamos amigo, ¿Tu no tienes nada qué decir?, al final ¿Si le hiciste algo?
—¡No! -exclamó Martin. —Simplemente hablé con ella... Está fallando en mi materia, se queda dormida... Me pregunto si es que soy un profesor mediocre. -se encogió de hombros. —Además... No sé, me preocupa, me acabo de enterar que está sola, que su madre falleció hace seis meses y desde entonces está aprendiendo a valerse por sí misma.
—¿Qué?, ¿Y no informó de nada a la institución? -cuestionó Nikolaj.
Los alumnos debían notificar acontecimientos así a la institución, pero Astrid no lo había hecho, temía que consideraran que requería un tutor, justo como ellos cuatro estaban haciendo en ese momento.
Martin se encogió de hombros. —Se ve que es testaruda, pero bueno, eso no me concierne, no nos concierne a ninguno de nosotros.
Todos asintieron y brindaron bebiendo lo que correspondía, incluso un poco más.
.....
—Agh, estoy agotada -dijo Astrid dejándose caer en una de las sillas. —¿Qué hora es?
—Son las diez, ya te puedes ir, trabajaste duro como siempre -contestó Bob, su jefe, quién había aparecido de la nada.
Ella no dijo nada, solo sonrió, buscó sus cosas y salió en dirección a su casa.
Al llegar la recibió una corriente de aire frio y comida en la nevera.—Hogar... Y... Sí, hogar... -dijo en un tono rendido.
Dejó sus cosas en el comedor, fue hasta la sala de estar y se dejó caer en el sillón.
....Martin llegó un poco tambaleante a su casa, alegre, risueño y torpe, al entrar y encender la luz de la sala de estar lo recibió Butch, su perro, un pastor ovejero australiano, él se arrodilló para acariciarlo y luego se recostó en el suelo dejando que el animal lo llenará de besos húmedos y se revolcara sobre él, más nadie lo recibió, sacó el teléfono de su bolsillo solo para encontrar un mensaje.
"Mi viaje se extendió una semana más, lo siento. Besos, Anne"
Él bufó y lanzó el teléfono sobre la alfombra.
—Parece que solo seremos tú y yo amigo...
La vida de ambos se encontraba vacía, sin calor familiar, al menos Martin tenía a sus amigos y a su perro, Astrid a sus compañeros de trabajo, pero el amor y cariño que proporcionaría un padre/madre o pareja no estaba... Al menos por ahora.
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Brindemos una vez más
FanfictionAstrid, por problemas personales se atrasó dos años en el instituto, debido a su trabajo, se mantenía siempre cansada y esto la llevaba a quedarse dormida en clases de historia, a Martin no le molestaba, a veces simplemente se acercaba y la desperta...