Después de un beso en la frente,
de mi madre, dulce y presente,
me recuesto, sin pensar en la despedida
de que mi padre deja abierta una herida.
Cierro los ojos, se llenan de remojo,
y al fin el sueño, en un lento arrollo,
me visita suave , sin más vacío,
llenando de calma este pecho mío.
El gran señor llega, en silencio estoy temeroso,
y yo, humilde, pongo mi mano es su pecho amoroso.
"¿Soy digno de este dolor?", pregunto en vano,
pues su amor lo siento, en el roce de su mano.
Incrédulo, hallo la paz que he buscado,
es el anhelo que tanto he deseado.
Y entonces el mar me envuelve, rugiente,
me atrapa en su brazo, vasto y viviente.
Siento en mis manos la arena mojada,
granos de fuerza en esta encrucijada.
Luego un abismo profundo me llama,
donde el miedo despierta y el coraje se inflama.
Caigo sin fin, sin salida veo,
mas una mano firme me encuentra en mi deseo.
Despierto, y esta ahí, luminosa,
ella, mi madre, mi paz silenciosa.
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EL SUEÑO
PoesieLa presente poesía la escribí basándome en una experiencia personal familiar.