Somnifero rojo [hiatus]

7: debieron amarte demasiado

Las cosas se complicaron en la capital luego de que el edificio de experimentación y encarcelamiento fue hundido hasta lo más profundo de la tierra siendo devorado y dejando un enorme agujero del que, al adentrarse encontraron una diversidad de vegetación creciendo de los cadáveres de las personas que allí habían quedado atrapadas, los pocos medianamente vivos tenían hongos creciendo de sus heridas de los cuales se alimentaban, se convirtió en un abismo al cual solo pueden ir con trajes o robot de absurda seguridad con tal de no atraer los hongos contaminantes.

Cabe aclarar, los únicos que eran enviados al abismo eran prisioneros gracias a que podían matarlos y evitarse problemas innecesarios.

Vailalei estaba entre horrorizada y fascinada con el abismo, si esto era una creación de esa criatura podía llegar a hacer maravillas si lo traían devuelta a ellos, no estaba dispuesto a desligarse totalmente de su cazador estrella con una presa tan maravillosa.

La iglesia del sol no quería ocultar la existencia de su dios en la tierra y aunque quisiera, es difícil ocultar a un ser de tal tamaño y naturaleza.

Ninguno quería ser ciego ante esta situación y lo que podía significar en su mundo o en sí, en el futuro frente a ellos, por lo que intentaron favorecer a ambos lados de la pareja para obtener lo que deseaban a cambio, el más peligroso en cuestión era el más pacífico y obediente, pero eso no iba a ocultar el miedo ante su disgusto, todos comenzando a caminar sobre cristales listos para explotar ante cualquier presión.

Se había dejado contener bajo la prisión más segura de la capital solo por mantener al N-1.98 seguro y bien cuidado, cualquier cosa que podía resultar molesta era de inmediato eliminada por el peligro que presentaba a la maquinaria, parecía estar alimentándose de la electricidad debido a que no comía absolutamente nada de los alimentos que robaba de las cocinas desde los portales.

Sí, portales.

El búho que en registros de la iglesia podía tener uno de dos nombres los cuales eran "Mirhkut" o "Cyrus" estaba creando portales a las demás habitaciones para agarrar todo lo que le resultase interesante para N-1.98, conocía el edificio de pies a cabeza, cada cable y a lo que iba cada uno como si hablasen de su propio cuerpo, no óbstente, él no buscaba escaparse con el sujeto, solo cumplía los caprichos de este en completo silencio.

Eso fue hace unas noches para luego descubrir el abismo que había reemplazado la prisión.

No había señales de aquella deuda ni mucho menos del esclavo N-1.98 pese a que su rastreador debería estar activo, era como si hubieran desaparecido en la absoluta nada.

Eso no significaba que no los iban a cazar.

[=∆=]

Despertó dentro de una cueva más oscura y fría como culo de pingüino, lo único que lo excusaba era que estaba acostado sobre una superficie cómoda que le permitía estiras tanto como le guste, lo único malo de esta superficie tan cómoda es la falta de pulso.

—ah...lo siento—.

Con un movimiento rápido dio la vuelta completa para caerse a un lado del cuerpo del búho aun con la vergüenza cubriéndole hasta los huesos, había tenido un viaje increíble por encima de las nubes sintiendo que estaba volando, paso frío y tuvo que cubrirse la cara en varias ocasiones por el viento pese a eso fue una experiencia genial que acabo con el dormido profundamente sobre un pecho emplumado.

Descarado tenía que ser con este hombre, mujer, cosa.

Estaba listo para alejarse de ese cuerpo y comenzar a explorar sus alrededores para saber que tan lejos estaban de la civilización o si tenían alguna planta cerca que indicara que no estaban en completo desierto, pese a sus deseos fue interrumpido y devuelto al emplumado pecho evitan de su escape, tenía un olor muy dulce justo en medio del pecho que le hacía querer restregar la cara como todo un pervertido que está conteniendo muy fuerte, levanto la mirada y se fijó en la máscara de búho inexpresiva inclinada hacia la derecha, extendió una de sus manos y trazo sus dedos por el pico en donde intento introducir un dedo para ver si abría, pero lo encontró completamente sellado sin apertura para respirar o comer.