Parte única

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Los besos llenos de humedad se cuelan en sus paladares. Kaefman se aferra a la cintura de Sovieshu haciendo que este soltara un gemido cuando sus nalgas son apretadas.

Estaban en medio del jardín del palacio Occidental y era la boda de la ex mujer del emperador de Oriente. Quién diría que una simple boda causaría tanto revuelo.

Sovieshu estaba borracho y Kaefman bajo los efectos de una dr*ga de amor. Uno quería ignorar que la mujer que ama se había casado con su enemigo por medio del alcohol y otro quería destruir el matrimonio por medio de una porción de amor.

Aunque los planes de Kaefman se habían torcido de más al tomarse él también la poción. Era como una dr*ga diabólica. Al beber eso se enamoraría de la primera persona que viera. Y esa persona estaba claro que fue Sovieshu.

Se lo encontró llorando por Navier, arrodillado mientras arrancaba con rabia el césped con sus manos. Kaefman bajo los efectos de esa poción fue a consolarlo con un fuerte deseo de protección.

Si usted esta triste, yo... ” Le dijo mientras lo cubriría con su estola.

No esperó que Sovieshu se lanzara a sus brazos y lo obligara a besarlo. Su parte cociente siguió en su mente por un tiempo, paralizado por ello. Sin embargo, llegó un punto que ya no estuvo pendiente de las consecuencias.

Los labios de Sovieshu eran esponjosos, suaves y dulces, mezclados con el sabor agrio del vino. Sus gemidos eran finos y delicados, cuál ninfa. Y su piel olía muy bien.

Kaefman entre los efectos de la poción y el contacto adormecedor, ya no pensaba con sus cinco sentidos. Solo se dejaba llevar con la mente en blanco.

–¡Um!

Kaefman alza a Sovieshu y lo pega al tronco de un árbol. Las ropas del torso comienzan a molestar. La estola comienza a dar calor y su sensibilidad aumenta por momentos. Kaefman hace un recorrido con su lengua sobre los labios de Sovieshu. Sovieshu abre su boca y saca la lengua desesperado. El gran duque gruñe y enreda su lengua con la contraria en busca de más placer. La saliva cae en la barbilla del emperador de Oriente quien gime con intensidad.

Los besos de Kaefman van bajando por el cuello de Sovieshu a la par de sus gemidos. Atrapa un pezón. Lo muerde, lo besa y lo chupetea con deseo. Sovieshu se retuerce y araña las telas de la ropa de Kaefman.

–Más... Más...

–Lo que mi amado me pida. – Dice Kaefman con la voz más profunda que de costumbre–.

Kaefman baja de sus brazos a Sovieshu y le da la vuelta. Se deshace de los pantalones de Sovieshu rápidamente y los deja en su rodilla. El trasero de Sovieshu queda al descubierto. Kaefman se muerde los labios viendo la tersa piel brillar bajo la intensa luna. Pasa su mano sobre las nalgas y aprieta una con fuerza clavando sus uñas. Sovieshu chilla.

–Eres fácil de marcar. – Comenta Kaefman al ver como su piel blanca queda marcada de rojo–. Es maravilloso.

–¿Qué haces? – Pregunta el emperador cuando Kaefman se agacha a la altura de su trasero–.

–Arrodillarme ante su majestad.

–¡No te burles! ¡Ah!

Kaefman da una mordida a su nalga derecha, antes de que sin aviso, meta su rostro entre las nalgas del hombre dando un gran recorrido con su lengua. Sovieshu enloquece en el tacto, se derrite y siente que esta a punto de gritar como un loco. Deja salir su lengua con un gemido ahogado de placer.

–¡Ugh, no hagas eso! ¡No! – Exclama el emperador avergonzado–.

–¿No le gusta? – Kaefman pregunta–.

Efectos secundarios del dolor [Sovieshu/Kaefman] | LA EMPERATRIZ DIVORCIADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora