Aurora llega a un convento con la esperanza de encontrar la paz y la devoción que ha buscado toda su vida. Sin embargo, al llegar a la gran hacienda que alberga el convento, descubre un lugar de lujo que nada tiene que ver con la vida austera que e...
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La luz del despacho, tenue y fría, no hacía más que resaltar las sombras que se extendían a mi alrededor. Sentado detrás de mi escritorio, observé a la figura frente a mí, cuyas intenciones eran tan oscuras como el espacio que nos rodeaba. Se movía con una confianza casi inquietante, como si conociera cada rincón de este lugar secreto.
—Charlie. —comenzó, su voz suave pero firme, —¿Qué estás haciendo?
—¿Qué estoy haciendo? —repetí, dejando que la incredulidad se asomara a mis palabras.
Se acercó un poco, la luz del pasillo iluminaba su rostro de manera dramática.
—¿De verdad crees que puedes separar lo personal de lo profesional? A veces, el afecto puede nublar el juicio. Este lugar, es para cumplir con un propósito superior, no para jugar a ser salvador.
—¿De qué estás hablando?
—Eres joven, Charlie. —pronunció sin dejar de mírame. —Bien parecido, encantador... no me sorprendería que tuvieras necesidades.
No sabía lo que había pasado, ¿o si? ¿Cómo podría saber? Ya había escuchado incontables veces salir de su boca un "lo veo todo" pero eran habladurías para controlarlos, ¿o no?
Claro que no lo sabía, esperaba que yo me delatara.
—Y ella es un rayo de luz. Bonita hasta los huesos, créeme lo sé. —pasó su mano por el escritorio limpiando las motas de polvo, como si la conversación no le interesara lo suficiente. —Pero veo lo que intentas.
"No tienes ni idea" pensé.
—Ten cuidado, eres un joven prometedor. Pero no olvides que la sabiduría viene con los años. ¿Hasta dónde estás dispuesto a llegar? La línea entre la justicia y la tiranía es delgada, Charlie.
Me recliné en mi silla, sintiendo el poder de mis palabras.
—La historia no recuerda a los indecisos. Deberías recordar que estoy en la posición que estoy por una razón.
Un silencio tenso se apoderó de la habitación, y la figura pareció reconsiderar su postura.
—El poder que estás intentando adquirir con ella podría volverse en tu contra. Los murmullos han comenzado a crecer, Charlie. ¿Realmente quieres estar en el centro de una tormenta por una conexión efímera?
¿Efímera? Esa palabra consiguió irritarme, no me apetecía hablar de Aurora con nadie. Menos en su presencia.
—Mi lealtad es clara, te aseguro que no existe tal conexión. —mentí, manteniendo mi mirada fija en la suya.
—Más vale que no, porque puede costarte más de lo que estás dispuesto a pagar. —insistió, acercándose un poco más, su voz casi un susurro. —El acceso a la luz es un privilegio reservado para los que están dispuestos a sacrificarlo todo, para los inmaculados. Este no es un refugio para los emocionales. Aquí, sólo los fuertes sobreviven.