Harry y yo caminábamos por un bosque, la hierba nos llegaba hasta las rodillas y cada vez que caminabamos el suelo crugía. Harry y yo teníamos las varita levantadas, apuntando a la nada.
De repente, un mortífago apareció ante mí, pero Harry no se dió cuenta y siguió caminando. La sombra levantó su varita apuntándome. Yo no podía hacer nada, intentaba gritarle a Harry, pero él se perdió en el horizonte. Articulaba las palabras, pero aún así nada sonaba. Mierda, tenía que hacer algo, pero toda esperanza desapareció cuando el hombre pronunció dos palabras.
- Avada Kedavra.
Grité y me levanté de mi cama, estaba toda sudada y intentaba tranquilizar mi respiración. Dios, solo había sido una pesadilla.
Miré el techo y me acosté otra vez. El año pasado en Hogwarts fué el torneo de los tres magos, y cuando mi hermano salió elegido injustamente, casi me da un infarto. Desde ahí, me preocupo más por mi hermano pequeño.
Sí, yo era un año mayor que Harry, ahora el cursaba 5to y yo 6to año. Sorprendente ¿No? Aunque a veces Harry parecía más maduro que yo.
- Nadia -Harry susurró-, ¿Estás despierta?.
¿Tanto ruido hice?
- No, estoy durmiendo.
- Ah, vale. -Reimos- ¿Otra vez pesadillas?.
- Es peor que la última. No sé que pasa.
- No te preocupes, falta poco para volver a Hogwarts. Ahí estaremos a salvo.
- No sé Harry, siento que últimamente con el regreso de Voldemort las cosas cambiarán para peor.
Harry se quedó callado, supongo que a sus 15 años estaba viviendo demasiadas cosas. Cuanto quisiera que él tuviera una vida normal.
- Mejor duerme Harry, deja de analizar cosas.
- Igual tú Nadia. Tal vez las cosas mejoren, quien sabe.
Mejorarán, o al menos eso espero.
