- Nadia, despierta rápido.
- 5 minutos más.
- Es urgente.
Abrí un ojo para ver a Harry parado apuntando con la varita a la puerta. Observé como la llave giraba lentamente en la cerradura.
- Harry, colócate atrás -Le ordené-, si es alguien malo y te tienen, estamos en problemas.
- ¿Qué? ¡No! -Gritó. Rodé los ojos y lo empujé atrás.
La llave estaba terminando de girar, tomé mi varita y la sujeté fuerte. Una gota de sudor recorría mi frente, aguanté la respiración y tomé del brazo a Harry. La llave calló al piso.
La puerta se abrió de golpe, dejando ver una nube y una luz cegadora. Salté del susto causado por una voz.
- Estos Muggles son muy limpios.
- Tonks, por dios.
- No es natural.
La tal "Tonks" entró despacio, alumbrando con su varita. Tenía el pelo de un color morado, y bonitas facciones. Venía acompañada, pero no pude reconocer quienes ya que estaba muy oscuro.
- Profesor Moody -Harry se puso al lado mio. Apareció al lado de Tonks- ¿Qué hace usted aquí?
- Rescatándolos, claro.
Bajamos y salimos de la casa. Harry iba adelante hablando con Ojo Loco y yo iba con Tonks. Me había contado que era Metamorfomaga, y estaba cambiando su boca a el hocico de un caballo. Caminamos hasta pararnos en la calle. Harry preguntó algo pero no le escuché, seguía metida en mis pensamientos pero fuí interrumpida por el sonido producido por el bastón del profesor Moody. De repente, escobas empezaron a aparecer al frente de cada uno. Empezó a dar órdenes, y empezaron a volar.
Era alucinante, se veía toda la ciudad iluminada por las luces. Bajamos y volamos rozando el agua. Yo empezé a reir, y Tonks fué a mi lado.
- Wow, ¿Ésto hacen los aurores? -Pregunté.
- A veces. Por eso amo este trabajo.
(...)
Estábamos al frente de un edificio. Seguía de noche, y un camión de basura era lo único que se movía en la calle. Ojo loco golpeó 3 veces con su bastón, y el edificio empezó a separarse, para agregar nuevas habitaciones. Entramos y caminamos por un pasillo viejo y lleno de telarañas. Harry iba primero, pero el impaciente de Moody lo empujó y siguió caminando. Harry seguía en la pared y Tonks al pasar le guiñó un ojo. Empujé a Harry para que caminara, el rió.
Al final del pasillo, había un cuarto donde estaba el señor Weasley, Sirius y Lupin. De repente, salió la señora Weasley y cerró la puerta tras de ella.
- ¡Muchachos!.
- Hola, señora Weasley -Le saludé. Llegó y nos abrazó a los dos.
- Dios, están tan grandes y flacos.
Nos dió una dirección y partimos arriba. En el camino nos encontramos con un elfo doméstico hablando solo. Pobre, se chifló. Llegamos a una habitación y entramos.
- ¡Chicos! -Hermione nos abrazó. Yo entré a la habitación y saludé a Ron, mientras Harry hablaba con nuestra amiga.
- Gracias a Dios que llegaron, ella no paraba de decir "¿Y si los atacaron? ¿Y si los pillaron?" -Imitó en un intento pésimo de hacer una voz aguda. Reímos y me alejé.
Fuí y me senté en la esquina de la cama, mientras Harry reclamaba su poca comunicación en vacaciones.
Un sonido llamó mi atención, miré a donde provenía y estaban mis gemelos favoritos de espalda.
- Bu -Le grité en la oreja a Fred.
Gritó y se cayó de espaldas al piso, causando la risa de todos. George pasó su brazo por mis hombros.
- Tanto tiempo.
Fred se levantó y rodeó mi cintura con su brazo.
- Ya tendrás tu venganza, Nadia. Todo a su tiempo. -Como es mas alto que yo, sacudió mi pelo con su mano. Le quería un codazo en el estómago, pero justo se levantó y le terminé pegando "Ahí".
Se encorvó un poco, maldiciendo en voz baja. Se apoyó con una mano en la pared. George y yo chocamos las manos.
- Chicos, vamos -Dijo Fred, una vez recuperado del golpe.
Fuimos a la escalera, los gemelos tenían un hilo, y en cada extremo tenía una oreja. La bajaron delicadamente, hasta llegar a rozar el piso. Por suerte, la oreja estaba cerca del cuarto donde estaban conversando los demás. De repente, llegó Ginny y se puso a mi lado. Crookshanks empezó a jugar con la oreja en el piso de abajo.
- Crookshanks, fuera.
Todos intentábamos espantar al gato, pero terminó cortando el dispositivo. Maldito gato, te odio.
(...)
La señora Weasley empezó a llamarnos a cenar. Empezamos a bajar la escalera, pero Fred me jaló del brazo y se acercó. Podía sentir su respiración chocar contra mi cara, estábamos demasiado cerca.
- Nadia, te quiero mostrar algo.
Bésame, Fred Weasley.
De repente, me rodeó la cintura y sentí un mareo. Ahora estábamos atrás de su madre. Fred tiró de mi brazo y corrimos a la cocina, mientras la señora Weasley nos gritaba.
Y yo pensaba que me iba a besar, ¿Qué me pasó por la cabeza?.
Fred y George estaban riendo, pero me miraron y se pusieron serios.
- Nadia, ¿Te mareó el viaje? Estás muy roja. -¡No! Se dieron cuenta. Reí nerviosamente.
- S-Sí, es eso. ¿Podemos sentarnos?.
Me guiaron a la cocina y nos sentamos, George a mi izquierda y Fred a mi derecha. Sirius pasó por detrás mío y me tocó el hombro. Me volteé a ver quién era.
- ¡Sirius!.
- Nadia, estás tan grande. Ahora eres toda una mujercita.
- Gracias. Tú también te ves bien -Sirius se fué a sentar, sin antes abrazarme y sonreir.
Me senté, pero en seguida me paré y lanzé un grito agudo, atrayendo la atención de todos. Me miraban en silencio, pero después todos reían. Miré a mi silla, y encontré un chinche. Pero no cualquiera, uno mágico. Cuando alguien se sentaba, sentías un pinchazo en todas partes.
Saqué el artefacto y me senté ante la risa de todos. La señora Weasley pasó por detrás y les pegó en la cabeza a los gemelos. Los miré feo, ya que estaban rojos por la risa.
- Ja, ja. Muy maduro de su parte.