Presente

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Los eventos que me llevaron a encontrarme aquí tirada bajo la risueña mirada de mi chica de rulitos son borrosos y solo el ardor del licor en la boca de mi estómago más el frio de la loza en mi espalda me recuerdan que no se trata de un sueño.

—¿Estás bien, Alo?— su voz se escucha como un eco en mi cabeza y sonrío por la extraña distorsión, quiza incluso escapa de mi una pequeña risa a la que ella responde con su incandescente sonrisa, sus nuevos grills solo hacen que resalten más su tierna expresión y un escalofrío recorre mi espalda, su belleza noquea mi razón.

—Bésame— Imploro, tomando consciencia de como mis manos se encuentran rodeando su cintura aprieto ligeramente en signo de demanda.

La clase de reclamo que le haría con la cámara apagada.

Sus manos se posan en el suelo a ambos lados de mi cabeza, tenerla encima de mi no es una posición desconocida pero nunca falla en hacer que la adrenalina en mi cuerpo se fusione con mis palpitaciones. Me envuelve en llamas, podria morir y nunca lo notaría pues ya sé que esta es la vista que me espera en mi otra vida.

Examino sus labios pintados y pulposos, por primera vez deseo que la forma de sus labios adorne de marcas mi piel. Su lengua pasa momentáneamente por estos casi parece leer mi mente y la sed me ataca, una sed que sé que la coca cola no podra saciar.

Intento lanzarme a sus labios sin aviso, nuevamente haciendo lo que haría si miles de personas no nos estuvieran viendo. Sin embargo solo soy bienvenida por rastros de su calido aliento, se aleja rápidamente sacando una risa juguetona y yo mantengo mi cabeza ligeramente elevada mientras ella regresa a centímetros de mi rostro.

— Estás mal, Alo, estate quieta— Sus palabras solo logran rebotar por mi mente, haciendome cosquillas, me río, ella sabe que mi deseo por ella no va a disminuir sin importar lo que diga.

Siento como toma mis manos con las suyas entrelazando nuestros dedos en su encaje perfecto.

—Solo un besito, Rai, por favor— vuelvo a tomarle de la cintura rogando que mis caricias le hagan ceder.

—Acho Alo estás bien mal, mañana te vas a arrepentir — un quejido de frustración sale de mi, nunca me siento más segura que estando con ella me molesta que ponga en duda mi convicción, dejo reposar mi cabeza en la baldosa nuevamente, vencida.

—Te lo juro que nunca me he sentido mejor Rai, de verdad que simplemente no me importa, quiero ser yo, y quiero ser yo contigo... — resignada cierro mis ojos.

En el salón solo se escuchan los balbuseos de Alex mientras Angie y Mica se entretienen con él, el momento no podría ser más perfecto.

Siento como Rai se levanta un poco sentandose en mi vientre. Abro lentamente uno de mis ojos intentando parecer indiferente a sus acciones pero mi mente divaga a esos momentos en que su posición es exacta pero su ropa no adorna su encuadre.

Inconscientemente muerdo mi labio y ella vuelve a acercarse, no puedo evitar lanzar mi brazo rodeando su cuello, intentando buscar su labios pero su rostro vuelve a eludirme asentandose en mi cuello, siento como inhala mi olor, vuelve a subir y mientras me observa sus manos viajan desde mi vientre hasta mi pecho, acaricia todo lo que puede por encima de la tela, en lo que le dejo recorrerme aparece esa mirada envuelta en deseo que tanto me deja a su merced.

Logré mi cometido.

—¿Segura? — es un susurro que ni siquiera yo escucho, pero no necesito oirlo cuando me es tan fácil leerla.

Levanto mis manos hacia ella en busca de su rostro y asiento torpemente —solo uno— susurro a su mismo nivel, cometer un acto de avaricia generalmente carcomeria mi moral pero cuando se trata de los besos de mi Rai nunca es suficiente avaricia.

Sus manos toman las mías sin advertencia y las manda por encima de mi cabeza aprisionandome contra el piso, su rostro baja hacia el mío, cierro mis ojos y dejo que ella tome de mi lo que considere, su nariz se apoya suavemente contra la mía y finalmente siento sus suaves labios posarse en los míos, es tierno, una promesa envuelta en cariño, me regresa a hace unos minutos con el ligero recuerdo de Angie juntando nuestros rostros.

Es suave, tan suave, amo que sean tan suaves pero al mismo tiempo pasa demasiado rápido, su casto beso desata una corriente en mi cuerpo que solo logra aumentar mi necesidad por ella. Su frente se junta con la mía y noto su timidez.

Sé que aunque esté ligeramente tomada esto le aterra y agradezco su preocupación pero solo quiero que seamos nosotras aunque sea por esta noche.

Nadie sabe que va a pasar mañana  pero a este punto a quien le importa si la tengo a ella.

Pasan unos segundos en que su aliento inunda mis sentidos, el olor a alcohol es predominante pero incluso así reconozco su aroma, mantengo mis ojos cerrados esperando recibir uno más pero depronto la voz de Alex nos saca a ambas de nuestra burbuja. 

—Puñeta Alondra ¿donde está mi celular? ... —

Alzo mi mirada hacia Rai quien mira confundida a Alex y luego a la cámara, definitivamente no está sobria y la ternura que me causa me hace querer volver a tomarla entre mis brazos pero los reclamos de Alex hacen que vuelva a la realidad, y los recuerdos de lo que nos llevó a esta posición inundan mi mente.

El por qué Alex busca su celular y el por qué mis bragas no se sienten del todo secas...

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⏰ Última actualización: Nov 16 ⏰

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