Zero

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Estaba jodidamente excitado.

Y lo estaba, porque fue interrumpido por su compañero de cuarto: Tom.

No era un amigo, pero deseaba serlo para apuñarlo por la espalda.

¿Traicionarlo? Sonaba increíble tal palabra en su cabeza. Ver llorar al chico de las cuencas por su presencia lo excitaba incluso más que ver el contenido audiovisual, aquello que vio hace poco con picardía.

Tord era consciente de que ambos no eran la mejor combinación, o al menos eso decía Edd.

Edd fue el causante de su desgracia. No es que le caía mal Edd, para nada. Es su mejor amigo, íntimo como un hermano. El maldito problema era ese chico con aspecto delicado que le jodía la paciencia. Era insoportable. En primer lugar, ¿por qué tuvo que ir a ese campamento para que Edd le presentara a la persona que acabaría con su vida? No literalmente. Aunque, siendo sincero, prefería ser un podrido cadáver a estar viviendo bajo el mismo techo con ese idiota.

Y sí. Vivir con el castaño oscuro no fue de las mejores ideas ocurridas por su regordete amigo.

"Es un imbécil. Pero aprecio que se preocupe", pensaba calmando su respiración.

¿Por qué estaba tan agitado?

Lo estaba, ¡claro que lo estaba! Sin embargo, había un joven rebelde que no le permitía auto complacerse con tranquilidad.

—¡Qué carajo le pasa!- Otra vez maldijo al chico de sudadera azul—. Me cansé, acabaré con esta mierda por una puta vez.

Cerró el cierre de su Jean, casi parecía que iba a romperse por la fuerza usada. Bajó de el colchón de su cama y caminó con apuro hacia la puerta de su dormitorio.

Y ahí lo vio. Cada gesto, cada acto provocado por el contrario era una burla hacia su presencia, lo sabía. Quedó parado frente de Tom, el chico ni se limitaba a mirarlo, estaba concentrado con el ruido de su música descontrolada.

Tord odiaba el Rock metal, solo tontos como el tonto de su compañero de cuarto lo escucharía.

No fue hacia Tom, apagó el equipo que producía tal sonido insoportable para los oídos del noruego.

—¡Oye! ¿Qué mierda contigo?

El castaño se acercó amenazante a su reciente acompañante. Estaba enfurecido, pero no tanto como lo estaba Tord. Su ira había sido acumulada por un largo tiempo y hoy sería el día en el que dejaría escapar todo.

—Es lo que yo debería de preguntar ¡Ya ni puedo masturbarme con tranquilidad—hizo un ademán con sus manos expresando su molestar. Tom bajó su mueca de disgusto a una irónica—, y todo porque un puto idiota escucha su música para idiotas!—la frase fue como escupir en la cara de Tom. A este último no le gustó para nada como se dirigía a él, ya pasaba un buen tiempo.

—Cuida tus palabras, asqueroso comunista. A mi que me importa si ninguna chica te tira bola y tienes que acudir a tu propia mano—expresó como un veneno saliendo de su boca. Empezó a sonreír al notar la reacción de el contrario—.Fracasado de mierda.

Dicho lo último como si fuera una victoria ante el conflicto entre ambos rivales. Giró su cuerpo dándole la espalda al chico noruego.

"Tom diez mil, Tord cero. Soy genial". pensó sonriendo de lado.

No, No ibas a permitir que ese desgraciado con aspecto delicado se quede con la última palabra, ¿o sí, Tord?

Un paso, dio un paso y luego dos. Espero que el chico se distrajera para tomarlo desprevenido. Empezó a correr y lo abrazó por detrás, nada sentimental. Empujó el cuerpo contrario con el suyo y ambos cayeron al suelo.

Tord estaba encima de Tom.

Pronto empezaría una pelea. 

Una cosa llegó a la otra

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Una cosa llegó a la otra. Tord no comprendía porqué lo estaba disfrutando tanto. Tom gemía, gritaba de placer, expulsando jadeos incontrolables y exagerados. Tord seguía introduciéndolo, más, y más profundo. Un gemido, casi sonaba un grito, placentero fue escuchado por su acompañante pervertido. Lamió sus labios con picardía al cometer aquel acto.

El mayor tenía la mejor vista que había visto en toda su asquerosa vida: el trasero de la persona que, anteriormente, odiaba.

Ya habían pasado más de media hora. Wow, eres increíble, Tord.

Ahora lo amaba, no a él, a su cuerpo. Podría hasta volverse adicto.

—¡A-ah..! Sí...¡Sí!-soltó con descaro los labios de el chico con aspecto delicado-. Lamento... ¡Ah!-una embestida que le tomó desprevenido—. Por un carajo, ¿Por qué coges tan bien?

-No hables cuando te tengo encima.

Dicho esto dio una palmada en el trasero de el contario con una fuerza soportable, Tom gritó más satisfecho que adolorido—. ¡Mmh! Santos... ponis.

Tord sonreía, tenía una amplia sonrisa que lo hacia ver como un idiota.

Sin embargo, un vecino estaba siendo testigo de los bochornosos gemidos de Tom. En el departamento de al lado, no soportó más y salió de su hogar enfadado.

—¡No jodan, aquí hay vecinos que quieren pasar un tarde normal!

Empezó a escucharse los golpes en la puerta con apuro. Los golpes que Tord daba en el interior de Tom tampoco eran tan calmadas que digamos.

Iba más rápido, querían terminar en esa posición.

—¡Vamos! ¡Oh! Sí..—llegaba hasta el punto de sacar su lengua por lo excitado que estaba.

—¡Lo haré adentro!—gritó con desesperación.

—¡No!

La puerta fue abierta con una patada. Eduardo, quien era el vecino que se sentía incomodado, miró la escena perplejo.

—¿Qué está pasando aquí?—preguntó sin esperar respuesta. Viendo desconcertado ambos muchachos.

—Follando, ¿no lo vez?-respondió el noruego, de lo más natural.

—Oh.. perdón—retrocedió y buscó manilla de la puerta sin despegar la mirada en los chicos—. Sigan con lo suyo-dijo con una sonrisa forzada. Fue lo más incómodo que les pudo haber pasado.

Ambos estallaron de risa. Ya habían terminado. Tal vez harían una segunda ronda, pero estaban demasiado agotados. Lo dejarían para otro día.

Moraleja de la historia: Si tu amigo te jode, tú le jodes primero.

(En inglés suena mejor?)

Fin.

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No sé escribir porno. Ayuda.


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⏰ Última actualización: 7 days ago ⏰

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