El vecino de enfrente

32 6 79
                                    

Había visto a Monkey D. Luffy muchas veces durante el último semestre en el dormitorio de la Universidad, pero jamás le había hablado. Al principio solo lo evitaba porque no le interesaba socializar con nadie. Luego, cuando empezó a descubrir lo ruidoso que era, comenzó a evitarlo para no tener que hacer amistad con un tipo así. No obstante, con el tiempo ver a Luffy pasar por el pasillo se volvía divertido y hasta agradable. Siempre tenía una nueva ocurrencia:

Una ocasión, por ejemplo, entró con una jaula llena de sapos babosos, los puso arriba de la puerta del encargado de piso y cuando este abrió, todo le cayó encima. Fue la primera vez que escuchó su risa.

En otra ocasión, el monito corrió con el torso desnudo y la toalla enredada en la cintura mientras perseguía a una chica de cabello naranja y le suplicaba que le devolviera su sombrero de paja; todo esto mientras sus amigos, escondidos en el pasillo, grababan la escena. Esa fue la primera vez que notó lo guapo que era.

Poco a poco se le hizo un hábito asomarse por la mirilla de la puerta para tratar de adivinar su nueva travesura, pero jamás se atrevía a hablarle. Era mejor así, manteniéndolo como una cosa inalcanzable que no podía herirlo.

— Te gusta — dijo su amigo recostado en el sofá, jugando Mario Kart - Solo háblale e invítale a tu departamento a jugar, justo así - dijo señalando el control y luego la puerta.

Law, parado en el umbral, se sonrojó levemente — No me gusta, solo... es un pequeño pasatiempo que he adquirido. Además, no es como que él sepa que existo - Dijo volviendo a su asiento, al lado de Penguin.

— Pues has que lo sepa, caray. Eres un médico graduado con honores y una especialidad en curso ¿es tan difícil articular "Hola, soy Trafalgar D. Water Law y te espío por la mirilla cada noche"?

Law rodó los ojos, harto. Tomó el otro control y comenzó a jugar. — Exactamente ese es el problema: tengo 24, no tengo tiempo para tratar de enredarme con mi vecino... Por muy lindo que sea — dijo casi en un susurro.

— ¡¡¡Aja!!! ¡¡¡Lo sabía, si te gusta!!! — respondió el otro subiéndose al sofá — ¡¡¡Solo ve y háblale!!!

Trafalgar no dijo nada, solo siguió jugando.

En algún punto de la noche Penguin tomó su celular para enviar un mensaje. El otro pensó que quizás era para cualquier otro de su grupo de amigos que, por cierto, no habían venido porque pensaban que era mucho más divertido pasar la noche en un bar que jugando con él.

Tras unos minutos, el timbre sonó.

— Veré quién es — dijo poniendo pausa al juego. Abrió la puerta con pereza, pero no vio a nadie. Sacó más la cabeza para ver mejor y entonces sintió una fuerza que lo tiraba fuera del dormitorio.

Las manos regordetas de Beppo lo habían jalado al pasillo. Antes de que reaccionara, el adorable amigo tocó el timbre de la puerta de enfrente y corrió tan rápido como sus piernas se lo permitieron hasta el departamento de Law, cerrando detrás de él.

— ¡Abran la puerta malditos! Voy a matarlos si no... — comenzó a decir, aún descalzo y sin camisa, cuando la puerta frente a él se abrió, dejando ver una cabeza azabache distinta a la de Luffy, el dueño del dormitorio.

— ¿Tú tocaste? — dijo el tipo desde su puerta. Era alto, tampoco llevaba camisa y tenía el cabello ondulado y revuelto, como si se acabara de levantar. Law quedó helado en el pasillo, ¿qué debía decir ahora? — ¿Buscas a Luffy? Está dormido, nos quedamos dormidos viendo una película — dijo con una mirada arrogante, analizando al médico con detenimiento.

— Lo- lo siento. Mis amigos tocaron para hacerme una broma, lamento haberte molestado — respondió antes de girarse con el rostro totalmente rojo. No solo no había hablado con el monito, si no que ahora también sabía que cualquier estúpida esperanza era inútil: Luffy tenía novio.
_____________________________________________

One-shots LawluDonde viven las historias. Descúbrelo ahora