Cuando me enteré que se había puesto más mal, no me sorprendí.
De alguna manera lo sabía.
Pero cuando mi celular sonó, poco a poco caí en cuenta.
Era la llamada, su madre al otro lado de la línea.
-¿Elena? ¿Estás ahí?
No podía respirar.
-Aquí estoy.
El llanto se hizo presente y colgué.
"Aquí estoy" y seguiré estando para escribir las cosas que me gustan de el chico que usaba ropa de invierno en primavera, el chico que faltaba a clases por ir al médico, el chico que le empezó a hablar a su compañera de clases, el chico que se enamoró de ella y el chico que le prometió estar siempre con ella.