Prologo: Confrontacion

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¿Nunca has tenido tantas ganas de morir que te tiemblan las manos?

Ahí estaba nuestro protagonista, en frente de su computadora sintiendo como su cuerpo temblaba, decir que estaba triste sería no dar crédito al completo caos que su mente estaba pasando en ese momento.

La decepción, el asco, la indignación y la ira son los sentimientos que Hiroki estaba sintiendo en ese mismo instante. El rubio hace unos momentos encontró un simple e inocente disco negro en su cuarto, el no se imagino, ¿quien se imaginaria? El contenido de ese maldito disco negro.

Hiroki las reconocía a todas en ese video porno casero, su madre, su hermana, su maestra, su "novia" y su mejor amiga de la infancia. Y... "El"...

Seria mentira decir que no quería morir en ese mismo momento, las lágrimas caían de sus ojos como una fuente interminable. ¿Acaso no fue suficiente para ellas? ¿Acaso todas lo odiaban en secreto y nunca se lo dijeron? No lo entendía, no entendía nada de esto y en el fondo prefería no entenderlo.

Se levantó de su asiento con las piernas temblando, sacó el disco de su computadora y lo vio unos instantes. Su primer impulso fue romper esa cosa, y dicho y echo, este tomo el disco y lo partió a la mitad, tirando los pedazos de este en su computadora. Caminó asta su cama, pero solo se la quedó viendo y se sentó en el piso de su cuarto.

Pasaron varias horas sin que el se diera cuenta, por su mente pasaron varias cosas, pero realmente no le costó mucho decidirse, el ya no hiba a estar en ese maldito lugar, el reconoció bien el lugar del video, ese era su cuarto, por esa razón el no se había acostado en su cama. Si pudieron hacer algo así, seguramente por el se los pidió, ¿que más podrían hacerle a él solamente con que ese mono neuronal extranjero se lo pida? No se hiba a arriesgar, no quería ni siquiera confrontar a nadie, solo se quería ir de ese lugar que alguna ves llamo hogar.

Guardo todas sus cosas en su mochila, bueno, todo lo que entraba en ella. Cuando estaba por salir vio uno de sus cómics, a él siempre le fascinaron las historias donde héroes de poderes impresionante ayudaban y protegían a la gente sin buscar nada a cambio.

Quizás... su hubiera tenido tu fuerza nada de esto habría pasado...— Pensó Hiroki con melancolía viendo al personaje que estaba en la portada, después de unos minutos de reflexión este guardo en su mochila dicho comic.

El rubio estaba punto de bajar, asta que su corazón pareció parar por un segundo al escuchar una puerta abrirse, pero no escucho solo las dos pisadas de su madre e hermana, se escuchaban más de dos personas caminando...

No... no... ¡NO NO NO NO!— Hiroki con desesperación Pensó que hacer, pero al final solo le quedó hacer lo único que no quería, al menos no ahora. Confrontarlas...

Hiroki comenzó a bajar por las escaleras con su mochila detrás de su espalda, ahí estaban todas ellas como se lo imaginaba, pero se llevó una leve sorpresa al verlo a "El" también.

—¡Hiroki! ¿Que haces despierto tan temprano?— Kaede no recibió respuesta por parte de su hijo, lo único que obtuvo fue una mirada que parecía muerta en vida. —Bueno, igualmente es mejor que estés ahora para esto.

Las demás chicas no decían nada, solo tenían una sonrisa cruel en sus cara mientras el negro tan solo estaba de brazos cruzados apoyado en una de las paredes de la casa, Hiroki parecía no inmutarse por esto, el rubio sin decir nada avanzo asta la puerta de su casa. Pero su camino fue detenido por su hermana, la cual lo tomó del hombro y lo tiro al suelo.

—¿Por que tan serio? Ohh, veo que ya descubriste todo, ¿no? Bueno, es mejor así.— Kanoko caminó hacia el, Hiroki comenzó arrastrarse para atrás para luego pararse.

Kokujin No Tenkousei: The Ultimate HirokiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora