Cap. 1

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Cuando recibí la carta de aceptación de Night Raven College, la primera en felicitarme fue mi madre. Mi padre apenas se enteró de la noticia comenzó a decirme que yo no era digno de algo así, que era mi hermano quien debió ser aceptado y yo no; no podía estar más de acuerdo.
La felicidad o la emoción eran los sentimientos que más se alejaban de lo que sentía en ese momento. No me malinterpreten, no es que no me gustará estudiar, lo tolero, pero estaba feliz de asistir a una escuela pública.

Durante los días de espera tuve que soportar a mi padre y sus absurdos comentarios. No esperaba el momento de poder irme al colegio y descansar; al menos un tiempo, de mi padre.

Oh, ¡Olvidé presentarme! Disculpen, recordar a mi padre me pone olvidadizo.

Soy Oliver, Oliver Fastray. Junto a mi familia vivo en Land of Pyroxene, si lo preguntan, SI, conozco a Vil; crecimos juntos.
Mi familia, los Fastray son hombres bestia, aunque mi padre es más bestia que hombre.
Somos Leopardos, de ahí nuestro apellido.

Fast-ray [Fast: Rápido] [Ray: Rayo]

¿Original cierto? Bueno, no fue idea mía de todos modos.

Volviendo al tema principal, mi familia no es tan relevante como mi padre desearía, es por eso que insistió tanto tiempo en envíar a uno de sus hijos al colegio Night Raven. La princesa opción fue mi hermana, pero al ser un colegio de solo varones mi padre se propuso tener solo varones; lo consiguió. Desde entonces, le escribe una carta al director del colegio insistiendo en que acepte a una de sus hijos.
Hace un par de meses recibió la respuesta que tanto esperaba, aunque no fue como imagino. Yo, Oliver Fastray, el hijo menos querido, fui seleccionado.

¡Cómo sea! Eso ya se los conté, regresemos al presente, conmigo haciendo las maletas a toda velocidad para que el carruaje no me dejara. Nunca logré entender a ese carruaje, nunca.

Estaba apurado metiendo la ropa en la maleta, cuando terminé y para mi mala suerte, la jodida cosa no quiso cerrar. Tuve que subirme en ella y saltar para hacer que el cierre se moviera. Escuché como algo se rompió, pero no quise preocuparte, lo reemplazaría después.

—¡Oliver!— mi madre me llamaba desde el piso inferior—. Apúrate, ¡Te van a dejar!.

—¡Ya voy mamá!— yo le respondí con un grito para que logrará escucharme, aunque solo recibí un regaño.

—¡No me levantes la voz jovencito! Que vayas a un colegio prestigioso no cambia el hecho de que soy tu madre— se quedó en silencio y al cabo de unos segundos agregó: <<¿Podría repetirlo? No escuché muy bien>>.

Los problemas de audición de mi madre eran un caso… especial. Constantemente confundía palabras porque escuchaba mal, no entiendo porque no va al médico en lugar de gastar el dinero en compras absurdas.
No podía molestarme con ella, creo que actuaría igual si estuviera al borde de quedarme sordo.

Tome mi maleta, baje corriendo las escaleras, casi tropiezo y muero porque la maleta se metía entre mis piernas.

Al llegar al piso de abajo no tuve tiempo ni de hablar pues mi madre me arrastró hacia el exterior de la casa mientras me acomodaba la ropa.

—¡Al menos plancha la ropa antes de ponerte la!— me dijo.

—¿Por qué lo haría?— respondí—. Se va a arrugar igual.

—¡Tenemos una reputación que mantener jovencito!.

—Si tu lo dices.

Fuera de la casa estaba mi padre junto a tres de mis hermanos, dos mayores y uno menos. El menor fue quien se acercó y me abrazó con fuerza.

ᴄᴏʀᴀᴢᴏɴᴇꜱ ꜱᴀʟᴠᴀᴊᴇꜱ | ᴛᴡɪꜱᴛᴇᴅ ᴡᴏɴᴅᴇʀʟᴀɴᴅ ꜰᴀɴꜰɪᴄᴛɪᴏɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora