"Qué feo competir así..." se quejó Lando. "Se hacen los que pueden pero si no toma Verstappen no ganan." pateó una piedra que había en el camino.
"Por estas cosas me parecía mejor armar equipo con él... bueh, se hacía el que la tenía clara." rió Franco. "Igual, en serio, tendrías que haber ganado vos." se encogió de hombros. "Jamás en mi vida vi a alguien bajarse una jarra de gin tonic así de rápido. Mis respetos." lo reverenció.
Lando y Franco habían escapado de sus respectivos departamentos en Milán. Bueno, en realidad, casi todos los pilotos lo habían hecho. No tenían permitido salir, ya que al día siguiente debían entrenar hasta que los consumiera el cansancio extremo. Franco era lo que en su país llaman "culo con hormigas". Le resultaba imposible quedarse quieto, debía hacer cosas constantemente o iba a perder la cabeza. Lando, por otra parte, tampoco ayudaba mucho a la causa. Se habían convertido en íntimos amigos y una gran segunda para planes improvisados que impliquen meterse en líos.
"Lando Norris, bebedor profesional de gin tonic. ¿Quedará bien en LinkedIn?" Se burló su amigo. "¿Y esa?"
Lando frenó en seco con su mirada dirigida a un banco de plaza. Había una chica durmiendo ahí, pero era raro. Una muchacha con el pelo hermosamente recogido, con una vestimenta bastante delicada como para ser de una vagabunda. Franco le dirigió una mirada a su amigo.
"¿Estará bien?" miró hacia el lugar señalado.
Parecía que había caído en un sueño profundo. A Lando le causó un poco de gracia, porque le parecía que era un contexto sumamente extraño, mientras que a Franco le daba un poco de miedo por el contexto en el que ella se encontraba.
Intentaron seguir caminando algo cerca de la desconocida para ver si se despertaba. Lando solo podía pensar en que ni siquiera tendría que haber salido hoy y Franco solo esperaba notar que la muchacha roncara.
"¿Estás bien?" Esta vez fue el ojiverde quien frenó en seco y se dio vuelta. Efectivamente no iba a dejarla sola a esa hora sin un poco de luz siquiera.
"Tengo sueño..." bostezó ella con palabras arrastradas.
"¿Podes volver a tu casa?" insistió él. "¿Tenés plata?"
"Yo tener poco dinero, solo mucho sueño." Franco rodó los ojos, la situación no tenía buena pinta.
"¿Qué tomaste? ¿Te dieron algo?" intentó no tocarla, por si acaso. La muchacha solo hablaba mirando al cielo y eso lo preocupaba un poco.
"Una pastilla, era linda la pastilla." rió chiquito. "Cierre la cortina, no me gusta esa luz." hizo un puchero.
"¿Quién te dió la pastilla?" preguntó ahora Lando.
"El doctor Miguel... creo que se llamaba Miguel." volvió a reír.
Un taxi se acercaba por la avenida, así que decidieron frenarlo para subirla.
"Llévela a donde pida..." ordenó Franco al chófer mientras que se la cargaba a upa para subirla al auto.
"¿A dónde, señorita?" preguntó Lando mientras la ayudaba a acomodarse en el asiento de atrás.
"No me gusta que me digan 'señorita'..." se quejó. "Dígame Brunella, listo." se cruzó de brazos en el asiento.
'¿Brunella? Me suena de algún lado.' pensó Norris.
"Disculpen, señores. No la voy a llevar a ningún lado porque ella no sabe ni qué hacer..." acotó el chófer. "¿Ustedes viajan?"
Ambos se miraron. Pero antes de que Franco pudiera emitir sonido alguno, Lando saltó casi que por los aires de la emoción.
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runaway ; franco colapinto
Romancedonde la princesa brunella escapa a la vida real o donde franco accidentalmente salva a una princesa de ensueño