CAPÍTULO UNICO

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La Gran Sala estaba envuelta en caos y sufrimiento. Las velas que flotaban sobre las mesas apenas iluminaban los rostros devastados de quienes lloraban a sus muertos. Ginny estaba junto al cuerpo inerte de Fred, incapaz de comprender cómo el mundo seguía girando mientras su hermano yacía ahí, frío y sin vida. El dolor era insoportable, un nudo de espinas que se retorcía en su pecho.

Molly lloraba desconsolada, y Arthur intentaba, sin éxito, consolarla. Percy se encontraba de rodillas junto a Fred, murmurando disculpas entre sollozos, mientras Ron permanecía en silencio, con los ojos fijos en el suelo. Ginny, aunque rota por dentro, buscaba con la mirada a la única persona que podía ofrecerle consuelo.

Harry.

Lo vio al otro lado de la sala, de pie entre la multitud. Estaba despeinado y cubierto de polvo, con la túnica rasgada y manchas de sangre en las manos. Pero sus ojos verdes eran inconfundibles, y Ginny sintió una chispa de esperanza al verlo. Él estaba vivo.

Quería correr hacia él, abrazarlo y llorar sobre su hombro, pero algo la detuvo. Harry no estaba mirándola, ni parecía siquiera notar su presencia. Su mirada estaba enfocada en algo más, y antes de que pudiera llamarlo, lo vio girar sobre sus talones y comenzar a caminar rápidamente hacia la salida de la Gran Sala.

Ginny no lo pensó dos veces. Se levantó y lo siguió, esquivando cuerpos y grupos de personas que se abrazaban entre lágrimas. Algo dentro de ella le decía que Harry necesitaba verla, que tal vez él también estaba buscando consuelo.

Pero cuanto más lo seguía, más extraño le parecía su comportamiento. No se detenía, no miraba a su alrededor. Era como si supiera exactamente adónde iba.

Finalmente, lo vio detenerse en un pasillo vacío, donde una figura familiar esperaba de pie, temblando visiblemente. Ginny entrecerró los ojos, tratando de reconocerlo, pero no necesitó más que unos segundos para darse cuenta de quién era.

Draco Malfoy.

Su primer instinto fue fruncir el ceño, sorprendida y confundida. ¿Qué hacía Malfoy aquí? Pero antes de que pudiera siquiera procesar la escena, lo vio moverse hacia Harry, y algo dentro de ella se rompió.

Draco cayó en los brazos de Harry como si fuera lo más natural del mundo, como si ese fuera su lugar. Ginny sintió cómo el aire abandonaba sus pulmones cuando Harry lo abrazó con fuerza, sus manos acariciando suavemente la espalda del rubio.

-Estoy aquí, Draco -murmuró Harry, su voz baja y cargada de ternura.

Ginny sintió que el mundo se detenía.

No podía apartar la vista, aunque cada segundo que pasaba le dolía más que el anterior. La escena ante ella era demasiado íntima, demasiado real. No había odio en la forma en que Harry miraba a Malfoy, solo un amor que la dejó helada.

Harry apartó un poco a Draco, lo suficiente para tomar su rostro entre las manos. Sus pulgares limpiaron las lágrimas que corrían por las mejillas del rubio, y Ginny sintió una punzada de celos al ver la delicadeza con la que lo hacía, como si Draco fuera algo precioso que debía proteger.

Y luego, como si no fuera suficiente, Harry inclinó la cabeza y dejó un beso en la frente de Draco.

Ginny retrocedió un paso, sintiendo que sus piernas estaban a punto de fallarle. Quería gritar, exigirle una explicación, pero no podía moverse. Todo lo que pudo hacer fue quedarse allí, observando cómo el hombre que amaba consolaba a alguien más, como si ella no existiera.

Como si nunca hubiera existido.

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**Las semanas siguientes**

Ginny había esperado una explicación, una disculpa, algo que aclarara lo que había visto. Pero Harry nunca mencionó nada, y su distancia solo creció. Finalmente, su paciencia llegó al límite cuando Harry llegó a la Madriguera un domingo por la tarde, y Draco Malfoy estaba con él.

La sala común quedó en un silencio absoluto cuando Harry entró, sosteniendo la mano del rubio.

-Ya sé que todos aquí conocen a Draco, pero quería presentarlo oficialmente como mi pareja.

La declaración fue como una bomba que explotó en el centro de la habitación. Ginny sintió que la sangre le hervía, pero fue Ron quien reaccionó primero.

-¿Tu pareja? ¿Malfoy? ¿¡Qué demonios, Harry!? ¿Acaso olvidaste todo lo que nos hizo?¿Que intentó matar al director Dumbledore?

-No tienes idea de lo que estás diciendo, Ron.

-¡Claro que tengo idea! Es un mortífago, Harry. ¿Te has vuelto loco?

Ginny observó en shock cómo Harry cerraba los puños, su mandíbula apretada.

-¡Cállate, Ron! No hables de lo que no entiendes.

Ron no se calló, y antes de que alguien pudiera detenerlo, Harry lo golpeó. Ginny dio un respingo al ver a su hermano tambalearse, llevándose una mano a la mejilla.

-Draco es parte de mi vida, y si no pueden aceptarlo, no sé qué más decirles -dijo Harry, con una calma que era más aterradora que cualquier grito. Luego, giró sobre sus talones y salió de la casa, llevándose a Malfoy con él.

Hermione fue quien rompió el silencio, explicando lo que Ginny no quería escuchar.

-Llevan juntos desde Hogwarts. Harry lo ama, siempre lo ha hecho. Y Draco... Draco lo dejó para protegerlo cuando fue marcado. Pero nunca dejaron de amarse. Lo siento Ginny

Ginny no podía creerlo. Cada palabra que Hermione decía era como una herida abierta que se profundizaba más y más.

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Los meses siguientes

Con el tiempo, la familia comenzó a aceptar la relación de Harry y Draco. Incluso Ron, después de muchas discusiones, se resignó. Pero Ginny no podía.

No podía aceptar que Harry era feliz con alguien más. No podía soportar cómo sus ojos brillaban al mirar a Draco, cómo parecía dispuesto a todo para protegerlo. Ginny quería ser quien lo hiciera sonreír, quien hiciera un berrinche de algo trivial y el moreno hiciera lo posible para contentarla, quien compartiera su vida. Quería ser Draco Malfoy.

Ginny se aferraba a la idea de que Harry se daría cuenta de su error. Pensaba que eventualmente se daría cuenta de que necesitaba una pareja que pudiera darle una familia, hijos.

Pero ese sueño se hizo pedazos cuando Harry anunció, durante un almuerzo familiar, que él y Draco se habían casado en secreto.

-Y... también estamos esperando un bebé -añadió, con una sonrisa que iluminó toda la habitación.

Ginny sintió que todo el aire abandonaba sus pulmones. Miró a Draco, que estaba sentado al lado de Harry, con una mano descansando en su vientre.

Las lágrimas comenzaron a correr por el rostro de Molly, quien se levantó para abrazar a ambos. Arthur sonrió con orgullo, mientras los demás compartían felicitaciones. Pero Ginny solo pudo forzar una sonrisa antes de excusarse y subir a su habitación.

Una vez allí, dejó que la máscara cayera. Su rostro se torció en una mezcla de ira y desesperación mientras golpeaba las paredes y tiraba cosas al suelo.

-¡No es justo! -gritó, su voz quebrándose-. ¡Debería haber sido yo!

Pero sabía la verdad. Nunca sería ella.

Porque Draco Malfoy le había robado al amor de su vida.

AMOR NO CORRESPONDIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora