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¿No tienes casa, Iván?

Amelia pov's

Nuevamente en casa... Por lo menos no tuve que soportar a Iván de regreso porque Emi me trajo.

Suspiré, cansada, y me dejé caer en la cama con un golpe. El día había sido largo, entre la joda de la noche anterior y el madrugón para regresar a casa de la playa.

Estaba a punto de quedarme dormida cuando escuché la puerta abrirse. Bufé molesta, levantando la cabeza para encontrarme con el invasor de siempre.

Amelia- ¿Qué mierda quieres, Iván? -le pregunté sin disimular mi molestia- ¿No tienes casa?-

Iván- Claro que sí, pero mis padres se fueron de viaje y no tengo llaves-

Fruncí el ceño, desconfiada.

Amelia- ¿Otra vez esa excusa? ¿O ya se te acabaron las originales?-

Él sonrió como si no le importara en absoluto mi actitud, cruzando los brazos y apoyándose contra el marco de la puerta.

Iván- No es excusa, es la verdad. Además, tu hermano se quedó dormido, y no puedo simplemente sentarme solo en tu casa. Es aburrido-

Rodé los ojos.

Amelia- Ah, claro. Porque molestarme es tu único pasatiempo, ¿verdad?-

Iván- Exacto-

Resoplé, sintiendo que la paciencia se me agotaba, pero decidí ignorarlo. Tal vez si no le daba atención, se aburriría y se iría. Pero claro, Iván no conoce esa palabra.

Empezó a observar mi habitación probablemente en busca de algo que romper.

Amelia- ¿Sí te sales? Quiero dormir-

Iván- Yo creo que paso -se acercó a mí escritorio y abrió mi laptop- ¿Tienes minecratf?-

Amelia- No -mentí- Ya lárgate-

Rodé los ojos con fuerza mientras veía a Iván instalarse cómodamente frente a mi escritorio, como si la habitación fuera suya. Apoyé mi cabeza en la almohada, tratando de ignorarlo, pero la paciencia no era mi mayor virtud, y él lo sabía.

Amelia- No tienes ni un poco de vergüenza, ¿verdad? -dije mientras lo observaba encender mi laptop como si tuviera todo el derecho del mundo-

Iván- No, ¿por qué debería? -respondió con una sonrisa petulante, ni siquiera girándose para mirarme-

Bufé y cerré los ojos intentando convencerme de que ignorarlo era la mejor estrategia. Sin embargo, Iván no conocía la palabra límites.

Iván- Oye, ¿qué pasa si borro esto? -preguntó en tono juguetón, señalando mi carpeta de trabajos del colegio-

Me levanté de un salto para quitársela, pero él, por supuesto, levantó la mano para mantenerla fuera de mi alcance.

Amelia- ¡Ni te atrevas, idiota! -corrí hacia él, quitándole la laptop de las manos-

Iván- Relájate, solo estaba bromeando... más o menos -se encogió de hombros, sin rastro de arrepentimiento-

Tomé la computadora y la cerré con fuerza, asegurándome de que no pudiera usarla.

Amelia- ¿De verdad no tienes nada mejor que hacer? Anda, busca a alguien más a quien molestar-

Iván- No, la verdad no. Tu reacción es lo más entretenido que he tenido en todo el día-

Te Odio porque te AmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora