Capítulo I. Louis.

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-¡Louis, Louis! ¿Qué problema tienes? ¡Te dije que pusieras el despertador hoy, siempre nos haces llegar tarde! -mi hermano Jules me zarandeaba en un intento de despertarme-. Eres un desastre, te lo digo de verdad.

-¿Qué, qué? ¿De qué hablas? ¡Lo último que hice anoche fue ponerle las pilas al despertador! Bueno... -recapacito al ver el objeto justo a los pies de mi cama.

No suelo ser muy consciente de mis acciones hasta que algo malo pasa, como ahora. Si no me hubiera quedado toda la noche al teléfono con Natasha, hubiera estado lo suficientemente despierto al subir a nuestra habitación como para colocarle nuevas pilas al despertador, porque claramente a Jules solo le gusta mandarme a mí, pero él ni se molestó en buscarlas. Es un cretino. 

Otro día más, voy a hacer quedar en evidencia a mi pobre hermano... Como si me importase. Mi única motivación para ir a clases es buscar un nuevo motivo por el que me pueda reír con mis amigos, y bueno, ver a Natasha en la otra escuela, aunque según ella no es mutuo. Nuestro colegio se ha planteado numerosas veces la idea de expulsarnos solo por ¿llegar tarde? Prometo que no estoy intentando sabotear a Jules... 

Casi no me he puesto el uniforme ni me he arreglado el pelo cuando escucho a Jules haciendo el amago de abrir la puerta para salir de casa. Es demasiado impaciente para mi gusto, ¿para qué tomarse la vida con prisa? De manera que, me toca salir con la corbata alrededor del cuello.

-¿Se puede saber qué haces ahora? ¡Te recuerdo que las clases empiezan en cinco minutos y nos espera un maravilloso paseo a pie de casi quince! -puedo notar cómo le hierve la sangre desde la planta de arriba. 

-Y yo te recuerdo que puedes irte sin mí, no te vas a perder si no cruzas la calle agarrándome de la mano -digo en tono burlesco mientras bajo las escaleras. 

Cuando por fin me dispongo a salir de casa, Jules ya se había marchado apresuradamente, y ni siquiera conseguía distinguir su silueta al fondo de la calle. Empiezo a preocuparme de verdad cuando en mi trayecto hacia el instituto empiezo a ver a niños que entran a las escuelas después que nosotros, he ido con demasiada calma. Posiblemente mi hermano esté entrando en cólera porque no me ve aparecer por la puerta, y le habrá explicado al profesor numerosas excusas por las que llegar tarde estaría justificado.

Nuestra madre es enfermera en el hospital, y sus horarios no permiten que nos veamos en demasiadas ocasiones al día, y nuestro padre es profesor en nuestro instituto, pero se niega rotundamente a que lleguemos con él por las mañanas a las clases, quizás se avergüence de nosotros. No, de nosotros no, es más probable que se avergüence de mí, Jules es demasiado perfecto como para que nuestro padre sienta un ápice de vergüenza hacia él. 

Apenas llevaba la mitad del camino cuando un chico que parecía estar algo desorientado se dirige hacia mí tímidamente. 

-Perdona, creo que tienes pinta de ser de por aquí. ¿Sabes dónde está el instituto privado? Bradstone se llama. Estaba por esta zona si no recuerdo mal -me preguntó casi balbuceando. 

-Pues claro, en este barrio solo hay uno. Está al final de esta calle.

Creo que había visto desde el principio el logo de mi uniforme, y supo que yo me dirigía también allí. Había estado detrás de mí hasta que llegamos al instituto, o mejor dicho, persiguiéndome, ya que casi podía sentirlo respirar en mi nuca. 

El chico era de tez pálida, tenía el pelo oscuro y revuelto y llevaba una bufanda mal colocada alrededor del cuello, además de que vestía ropa de calle, lo que me hizo realmente dudar que fuese a mi instituto a estudiar. Entendí que quizás estaba un poco perdido porque no era de la zona, diría incluso que no era ni de Gran Bretaña. Su acento al hablar inglés era bastante bueno, y se notaba que conocía el idioma, pero pude distinguir que no era lugareño, más bien de algún país del Mediterráneo. 

Llegué al edificio y casi por el rabillo del ojo al girar el pasillo, pude ver al joven que venía detrás  de mí entrando por la misma puerta y preguntando algo a los conserjes. Cuando entré a clase después de casi dos minutos preparándome mentalmente para la regañina de mi profesor, el muchacho con el que había entrado aparece detrás de mí y solo sonríe tímidamente. Parecía demasiado nervioso. 

-Disculpe el retraso, profesor, mi perro se ha comido el despertador -escucho un coro de risas entre mis amigos, y mi hermano tiene cara de pocos amigos. Parece que el señor Clark va a humillarme y reñirme delante de mis compañeros cuando se fija en el chico que hay detrás de mí. 

-¿A quién tenemos aquí? ¿Tú eres el nuevo? Sí, eso es. ¿Cómo te llamas? Espera... no me lo digas... era un nombre español... ¡Pablo! Bienvenido, Pablo. Siento que hayas presenciado como Louis otra vez llega tarde, acostúmbrate. ¿Quieres decirle algo a la clase? -Pablo titubea, pero se decide a hablar. 

-Bueno, no quiero interrumpir la clase, mejor buscaré un asiento, gracias por darme la bienvenida, profesor. 

Ahora el centro de atención no era yo, sino Pablo. Todos miraban al nuevo alumno mientras iba al final del aula a buscar un asiento. Yo también lo miraba, inevitablemente. 







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⏰ Última actualización: Nov 22, 2024 ⏰

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