1943, Italia.El rugido de las explosiones se mezclaba con el crepitar de los disparos, un sonido ya familiar en las líneas del frente. En una colina cercana, una base improvisada de las fuerzas aliadas bullía de actividad. Soldados y oficiales se movían frenéticamente, preparando la próxima ofensiva contra las fuerzas de Hydra. En medio del caos, Mia Rogers se encontraba de pie, ajustando sus botas militares, los labios apretados en una expresión de férrea determinación. Era una figura aislada en un mundo dominado por hombres que no la tomaban en serio.
── Siempre me he preguntado si son sordos o simplemente estúpidos ──comentó Mia, girando sus ojos con exasperación mientras varios soldados la miraban de reojo.
En ese instante, Peggy Carter apareció a su lado, con una sonrisa sarcástica y el mentón en alto.
── Un poco de ambas cosas, creo ──respondió Peggy, entregándole a Mia una pistola cargada. ──Pero aquí estamos, demostrando que están equivocados.
── Aquí estamos ──respondió Mia, metiéndose el arma en la funda.
Juntas habían enfrentado el machismo y la misoginia de un ejército donde ser mujer era sinónimo de debilidad, y donde ser la hermana del legendario Capitán América solo añadía una presión aún mayor. Sin embargo, ambas mujeres se habían ganado su lugar, superando cada obstáculo, pero siempre había una nueva mirada de desdén, un comentario susurrado cuando creían que no escuchaban.
Mia levantó la cabeza y vio a Bucky Barnes en la entrada de la tienda de campaña, con la expresión seria, pero sus ojos se suavizaron al encontrar los de Mia. En medio de la guerra, él era su refugio seguro, la chispa de esperanza que le recordaba lo que estaba en juego.
── Cuídate, Rogers ──dijo Bucky en voz baja, acercándose y tomándola por la cintura.
── Siempre lo hago. Cuida tú de ti mismo. No quiero tener que salvarte otra vez ──respondió Mia con una sonrisa, acariciándole la mejilla.
Él rió, y esa breve risa fue como un destello de sol en medio de la tormenta. Un beso rápido, un instante fugaz que se sintió eterno, y luego se separaron, listos para cumplir con su deber. La misión que tenían por delante era peligrosa, pero eso nunca los había detenido antes.
Horas después, en las montañas.
El viento helado soplaba con fuerza mientras el grupo se acercaba a su objetivo: un tren de Hydra que transportaba información vital. Las montañas de Italia estaban cubiertas por una niebla espesa, la lluvia empezaba a caer, empapando sus uniformes y calando hasta los huesos. Mia, Bucky y Steven avanzaban en silencio, con pasos seguros y medidos. Los susurros del bosque a su alrededor eran la única compañía en esa noche oscura.
── Recuerden, en cuanto el tren pase por la curva, saltamos ──ordenó Steven, sus ojos brillando con la determinación de un líder experimentado.
Mia asintió, concentrada en la misión. Sentía la adrenalina corriendo por sus venas, y al mirar a su hermano y a su esposo, supo que podían hacerlo. Habían entrenado para esto, habían luchado juntos, y no fallarían ahora.
El rugido del tren resonó en la noche, acercándose a toda velocidad. Steven fue el primero en saltar, seguido inmediatamente por Mia y Bucky. Sus manos se aferraron con fuerza al metal frío del vagón, sintiendo el vértigo y la velocidad del tren bajo ellos. El estruendo de las ruedas sobre los rieles era ensordecedor, pero no había tiempo para el miedo.
El plan era claro: infiltrarse, tomar la información y salir antes de que la situación se complicara. Pero, como en toda misión, las cosas nunca salen como se planean. Justo cuando Mia y Bucky se preparaban para avanzar, un soldado de Hydra surgió de las sombras, apuntándoles con su arma. El disparo resonó, y Mia tuvo que retroceder bruscamente para evitar la bala. En el caos del enfrentamiento, su pie resbaló en la superficie mojada del vagón.
── ¡Mia! ──gritó Bucky, lanzándose hacia ella, pero su mano solo alcanzó el vacío.
El mundo pareció detenerse mientras Mia caía, su cuerpo desapareciendo en la oscuridad de la noche y la niebla. El corazón de Bucky se detuvo con ella, su grito ahogado por el viento y el rugido del tren. Steven, luchando contra su propio horror, intentó reaccionar, pero ya era demasiado tarde. Mia había desaparecido.
La misión continuó, como siempre lo hacía la guerra. Steven y Bucky, con el corazón destrozado, tuvieron que seguir adelante, convencidos de que Mia estaba perdida para siempre.
2014, Washington D.C.
El sol se filtraba por las persianas del apartamento de Steven Rogers, iluminando los papeles dispersos sobre su mesa. Los años habían pasado, pero las cicatrices del pasado permanecían frescas, especialmente las que nunca sanaron del todo. Bucky Barnes, sentado en el sofá frente a él, revisaba con expresión tensa un archivo confidencial. Algo había cambiado en sus ojos, una chispa que Steven no había visto en mucho tiempo.
── Steve, esto es importante. Mira esto ──dijo Bucky, con la voz cargada de algo que Steven no pudo identificar de inmediato.
Con una mezcla de curiosidad y temor, Steven tomó la fotografía que Bucky le entregaba. Mostraba a una mujer captada en plena acción, durante un asalto a una base de Hydra. Tenía el cabello blanco y los ojos fríos, llenos de una dureza que le resultaba inquietantemente familiar. Sus manos temblaron mientras sostenía la foto, su corazón latiendo con fuerza en su pecho.
── No puede ser... ──susurró Steven, incapaz de apartar la mirada.
── Es ella ──dijo Bucky, su voz rota por la esperanza y el miedo. ──Mia... está viva.
El rostro en la fotografía pertenecía a Argent of Winter, una asesina misteriosa que había comenzado a aparecer en informes clasificados, una figura enigmática ligada a operaciones encubiertas de Hydra. Pero algo en su expresión estaba mal. La frialdad de sus ojos, la distancia que reflejaban, y la ausencia de cualquier rastro de la mujer que una vez conocieron.
Mia Rogers estaba viva. Pero no era la misma.
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¿𝐖𝐇𝐀𝐓 𝐈𝐅..? | 𝐁𝐔𝐂𝐊𝐘 𝐁𝐀𝐑𝐍𝐄𝐒
Fanfiction¿Qué pasaría si...? Si bucky nunca hubiese sido el soldado del invierno sino la hermana de Steven Rogers, Mia Rogers. Mia Rogers un agente, Peggy y Mia eran las únicas en un ejército de hombres, donde el machismo y la misoginia era lo más normal en...