Me desperté a las 10 de la mañana, e inmediatamente agarré mi celular, esperando que hubiera algo de parte de Alondra, una historia, un mensaje, un like.. no se.
Casi chillé de felicidad al ver una notificación de WhatsApp.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"La Rai de la que tanto hablas?" No pude no colapsar internamente al leer éso, ¿Alondra habla de mí?
Cambiando de tema, finalmente conozco a Alex, al menos por chat, algo es algo. Solté un suspiro largo y apagué el celular, dejándolo a un lado de mi cama y poniéndome de pie, preparada para comenzar el día.
Pasaron alrededor de cuatro horas, estuve haciendo varias cosas, probé la cámara que compré hace días, subí algunos tiktoks, y leí libros. Extrañamente, sentía más paz en mi que de costumbre.
Llegaron las cuatro de la tarde, y estaba en mi escritorio dibujando en mi cuaderno, hasta que mi celular que estaba a mi lado, vibró, anunciandome que un mensaje llegó.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¿Estaba volviendome loca? ¿sin darme cuenta fumé algún tipo de droga?, o tal vez nisiquiera desperté y estoy soñando. ¿Alondra en MÍ casa?
No sabía que había tanta confianza para que quisiera venir, pero no iba a negarme, obviamente.
Estaba con Alex caminando por la calle, mientras con mi celular miraba la ubicación que me había enviado Rai, con el ceño fruncido, sentía que terminariamos perdiendonos.-Cabrona, llevamos media hora caminando, ¿Tú estás segura de que es por aquí?- preguntó mi amigo, que caminaba a mi lado.
Suspiré algo frustrada y asentí. -Si, Alex, de hecho..- no terminé de hablar, el GPS me marcó que finalmente estábamos en el lugar, apagué el celular y levanté mi mirada, viendo hacia el alrededor.
Hasta que veo a esa hermosa pelirroja parada en la puerta de una casa bastante grande, sonreí levemente al verla y agarré a alex del brazo, casi me arrastrandolo, mientras me dirigiamos a Rai. Cuando Rai nos vio, sonrió y nos saludó con la mano de lejos, hasta que llegamos frente a ella.
