Buscó en su reflejo algún rastro de sí mismo; sin embargo, solo encontró el reflejo de un extraño.
Sus ojos vacíos y cansados, le devolvían una mirada que no reconocía. No era más que un conjunto de piezas ensambladas por las expectativas de otros. No era más que aquello que los demás han moldeado: el hombre perfecto, el hijo modelo, el amigo leal, el estudiante ejemplar.
¿Quién era él?
Esa estúpida pregunta lo atormentaba día y noche.
Todo lo que hacía, cada palabra que pronunciaba, cada decisión que tomaba, cada pensamiento, parecía responder a un guion que nunca había elegido. Alguien más había escrito su vida, sin siquiera saber qué opina él.
La monotonía de su vida se le hacía insoportable.
La misma rutina, día tras día, iba robando aquella juventud. Se le escapaba su vida entre los dedos como pequeños granos de arena.
Se sentía atrapado, como un pájaro en una jaula. Desde fuera, todo parecía perfecto; pero dentro, todo era asfixiante, sofocante.
Buscaba desesperadamente una salida pero el miedo lo mantenía prisionero... ¿Qué diría su padre?
Oh, su padre... Vaya.
La vida con su padre era agobiante... Aquel hombre, rígido y tradicional, gobernaba la casa con mano firme. Todo debía hacerse según sus reglas, sin excusas, sin errores.
No le había enseñado más que una dura expresión dura, esa que parecía esculpida en piedra.
Y entonces pensó en ella, en su madre. Fue lista al abandonar a su padre y a él. No le guardaba rencor; sabía que huir era la única manera de salvarse.
Lo único que podría reclamarle era haberse ido sin él, haberlo dejado atrás, atrapado en esa casa que parecía una cárcel...

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L I B E R T A D.
RomanceBradley era la promesa de un futuro perfecto; Max, la promesa del caos. Historia Maxley.